Rifkin's Festival

Crítica de Ignacio Dunand - El Destape

Llamen a Woody Allen porque no aparece

Woody Allen "rasca la olla" de la creatividad y eso queda traducido en Rifkin´s Festival, flojísima comedia romántica sin gracia, en sintonía con algunos de sus últimos trabajos.

La calidad y riqueza de historias que hay en la filmografía de Woody Allen viene cayendo a pique -específicamente, en los últimos doce años- a pesar de notables excepciones como Blue Jasmine (2013) y Medianoche en París (2011). Y Rifkin´s Festival, su nueva película, sigue la línea de descenso. Allen "rasca la olla" de la creatividad, repitiendo fórmulas y dejando de lado los giros propios de su sello autoral que tanto le gustan al público más cinéfilo.

Mort Rifkin (Wallace Shawn), un profesor de cine jubilado, acompaña a su esposa publicista Sue (Gina Gershon) al Festival de Cine de San Sebastián en España. Él no va por las películas, sino porque le preocupa que la fascinación de Sue por su joven cliente director de cine, Philippe (Louis Garrel), pueda ser más que profesional. Las relaciones entre la tríada se vuelven tensas hasta la aparición de Jo Rojas (Elena Anaya), una médica con problemas matrimoniales, que llega para mejorar el estado de ánimo de Mort.

En Rifkin's Festival, Allen toma un puñado de conceptos (amor, desamor, infidelidad, monogamía, culpa) y sobre esa base construye protagonistas estereotipados, planos -algo rarísimo en el cine del director- y poco atractivos para la mirada; a su vez, los arcos cómico-románticos se sienten demasiado forzados. Pero las repeticiones no terminan ahí: la cinta intenta ser una carta -bastante perezosa- de amor al séptimo arte, algo que puede apreciarse en las breves recreaciones de secuencias clásicas del cine (que salen de los pensamientos de Mort). Particularmente, quien escribe no se sintió conmovido por estos homenajes.

La nueva obra de Woody Allen se siente apagada, demasiado ligera para el nivel de talento que yace en Woody Allen, creador de gemas como Annie Hall y Manhattan. Apenas si hay destellos de originalidad en alguna línea ácida del personaje de Wallace Shawn. No hay atributos que la salven del ojeo superficial en el espectador promedio.