Ricki & The Flash: Entre la fama y la familia

Crítica de Alejandro Castañeda - El Día

Reencuentro de madre e hijos, con buena música y la gran Meryl Streep

RICKI & THE FLASH.- Aquí se juntaron un realizador de fino oído musical (Jonathan Demme hizo recordados documentales sobre distintas bandas) y una guionista (Diablo Cody, la de “La doble vida de Juno”) que posa su mirada en esas madres que dejan su hogar para seguir su carrera. Y el resultado no es brillante, pero si desenvuelto y disfrutable. Claro, en el centro está Meryl Streep, capaz de mejorar cualquier proyecto. Ella es una rockera que dejó todo (casa, hijos y marido) para ponerse al frente de una banda. La jugada le salió mal: vive en Indiana en una casita, trabaja de día como cajera de un súper y de noche toca en un tugurio de barrio. Pero un día la llaman de California porque su hija, abandonada por su marido, está desesperada. Y allí va. Su figura desentona más que nunca en esa casa señorial. Con raro peinado, traje de cuero, guitarra al hombro, esa mama olvidada de a poco tratará de recuperar parte del tiempo perdido. Pero no hay culpa ni arrepentimiento. La vida es así, nos dice Ricki, que en ese viaje de redención recuperó su nombre y sus recuerdos.

Pocas veces como aquí la música es tan protagónica. No sólo precipitó la fuga de esa madre, también al final será la culpable de que gracias a ella parte del rompecabezas afectivo empiece no a rearmarse sino a entenderse. Meryl Streep hace todo creíble. Su figura es un imán. Y cada gesto, vale. Mantiene rajatablas su idea de no apoyarse en nada extra: sin cirugías a la vista, sin dobles (aquí canta ella) le pone emoción y vida a esa madre desenfadada que no tiene otro signo que hacer lo que tiene ganas sin medir demasiado lo que deja atrás. Y que se ha dejado llevar por ese tema de Tom Petty que habla de la búsqueda de más vida en otra parte. Ante esa hija que necesita abrigo y consuelo, Ricki pide prestado algunas poesías a U2 ( “He trepado a esta ciudad, sólo para estar contigo, pero todavía no he encontrado lo que estoy buscando.”) y a Bruce Springsteen ( “Sólo una cosa tienes que saber, mi amor no te defraudará.”) para expresar a viva voz lo que sintió y lo que siente. Un film simpático y contagioso.