Ricchi di fantasia

Crítica de Pedro Squillaci - La Capital

No hay dudas que la película de Francesco Micchiré es un paso en falso dentro del género de la tan recordada comedia italiana. Porque una cosa es ver una película de Vittorio Gassman o Alberto Sordi en los años 50, 60 y hasta en los 70, y otra ver a una copia de aquel tipo de humor a las puertas del 2020. Sergio Castellito adopta este estilo gritón, que empieza de un modo pintoresco pero se queda en un trazo grueso que termina arruinando la película. Castellito interpreta a Sergio, un empleado de una obra en construcción, que vive con su esposa, sus hijos y su madre y no tiene dónde caerse muerto. Tiene de amante a Sabrina (la sexy Sabrina Ferilli), que es una cantante frustrada y no la pasa nada bien en su matrimonio. Hasta que Sergio un día gana la lotería y todo parece cambiar, salvo por un detalle. Sus amigos le tendieron una trampa, dado que Sergio es especialista en bromas pesadas, y le hicieron creer que su billete fue el ganador de 3 millones de euros. Es allí cuando la película toma un giro hacia la road movie y tras cargar en su camión a su amante y a su familia, excepto su mujer, Sergio irá alargando su mentira lo más que pueda, con algunos cómplices que se irán sumando en el camino. Hay algunas situaciones risueñas pero no alcanzan para que la historia sume algo de jerarquía. Castellito tiene una larga trayectoria como actor cómico e incluso como realizador, pero tiene un registro que atrasa demasiado y no le hace honor a lo mejor de la comedia italiana. El filme sólo es recomendable para los que disfrutan de un género liviano sin tantas reflexiones. Demasiado poco para una película.