Ricchi di fantasia

Crítica de Matías Gelpi - Fancinema

ITALIANOS O ARGENTINOS

El reflejo de la generalización barata está incrustado en nuestro genoma, pero se manifiesta particularmente en el relato de los viajeros y nos lleva a sacar conclusiones básicas, medio incomprobables, y a veces demasiado obvias: a los españoles les gusta el jamón por ejemplo, o los alemanes son rígidos y puntales (o nazis). En el caso de los italianos creemos saber que dominaron los destinos políticos de Estados Unidos a través de las familias mafiosas entre los años 30 y los años 80, que tienen la mejor comida del mundo, y acá en Argentina estamos seguros que ellos nos transmitieron como legado los rasgos más importantes de nuestra idiosincrasia. Es probable, los argentinos y los italianos sobrevaloramos el fútbol, a Maradona, y a la familia; pensamos demasiado en dinero y en la coyuntura política; ambos pueblos hablan fuerte gesticulando, estacionan en doble fila y cada tanto llevan al poder a un émulo de Mussolini. Será por eso que Ricchi di fantasia se estrena así nomás, sin ponerle un título en castellano, porque no necesitamos más para identificarnos con nuestro primos los tanos.

Insistimos, estamos ante una comedia a la que si sólo le cambiáramos los actores por algunas estrellas locales tranquilamente podría pasar por argentina. Tenemos Sergio (Sergio Castellitto) que es un carpintero que trabaja en la devaluada industria de la construcción, que tiene una pésima relación con su esposa (alta caricatura de personaje) y que tiene una amante, Sabrina (Sabrina Ferilli), que está en la misma situación sentimental con su marido. La cuestión es que Sergio juega un billete de lotería y sus compañeros de trabajo, al otro día, le hacen creer a modo de broma de que ganó tres millones de euros. Esa es toda la premisa, porque Sergio deja a su mujer y su trabajo antes de que sus compañeros le puedan decir que es una broma. Y Sabrina deja a su marido y se va con sus hijos a vivir con Sergio, que enseguida se entera de la broma.

Creo que hay un solo problema general con Ricchi di fantasia que es el guión. Porque luego del prólogo y de la presentación de la premisa, que tiene buen ritmo, está bien contado e incluye un par de chistes atendibles acerca del estado de las cosas a nivel social en Italia (si es que nos hacen reír la canchereada y el histrionismo de Castellitto), la película cae en una laguna profunda de arbitrariedad de la que nunca saldrá. Donde se acumula secuencia tras secuencia de la familia ensamble de Sergio y Sabrina simulando ser ricos o mendigando comodidades que no pueden pagar. Por supuesto que todo esto tiene un norte, la redención del personaje y la previsible enseñanza de vida, pero ni siquiera hay un esfuerzo en resolver el conflicto básico de la película que es un de tipo que intenta vivir la vida de un rico sin tener nada de dinero. Todo se resuelve por arte de magia, evocando al deseo más grande de todo argentino e italiano de clase medio pelo, el concepto de “salvarse” que es lo que le pasa a Sergio a fuerza de su simpatía, supongo. No sabemos muy bien porque la película no lo explica.