Retornos

Crítica de Diego Lerer - Clarín

Cine negro a la gallega

Un hombre vuelve a su pueblo y se enreda en una situación policial.

Estrenada, como dicen, “entre gallos y medianoche” (es una coproducción argentina, lo que justificaría su salida comercial mínima), Retornos es una especie de filme noir a la gallega que mezcla una historia familiar con un caso (o un par de casos) policiales que ocultan que, en ese pueblo pequeño y brumoso del interior de Galicia, pasan más cosas que las que uno imagina.

El filme de Luis Avilés Baquero se centra en Alvaro (Xavier Estévez), un hombre que vuelve al pueblo tras irse a vivir a Suiza después de una confusa situación policial (para el espectador) que lo ha hecho “persona non grata” en su lugar. Un llamado de su hija, a la que casi no conoce, avisándole de la inminente muerte del padre de él lo hace reencontrarse con unos viejos vecinos que le dan vuelta la cara, incluyendo su ex esposa, hoy en pareja con un hombre, al parecer, importante del lugar.

Estando allí vuelve a suceder otra situación desafortunada cuando atropella con su auto a una joven, amiga de su hija, y ella muere. Pero él está convencido de que la chica ya estaba muerta al chocar. Mientras se trata de determinar la causa de la muerte, Alvaro investigará algunos secretos del pueblo ya que esta chica, centroamericana, trabajaba en un prostíbulo en el cual el nuevo marido de su ex mujer está involucrado y en el que pasan cosas densas, que parecen impensadas en ese pueblito gallego en apariencia tranquilo.

El asunto, intrigante en un momento, se irá complicando de más, ya que se involucra su hermano y otras cuestiones que no conviene adelantar. Esas resoluciones apresuradas intentan desentrañar una maraña innecesariamente compleja dejando de lado lo más interesante del filme: el drama familiar, el retorno, la relación con su hija, la descripción del ambiente.

Allí, Retornos se transforma en un thriller más que podría ocurrir en cualquier pueblo estadounidense sin las particularidades de una tierra de exilios, idas y vueltas como es Galicia. Cuando el filme no pierde de vista dónde está, es cuando mejor funciona.