Retiro voluntario

Crítica de Gustavo Mendiola - Loco x el Cine

Tras la irregular Viral (2013), el realizador argentino radicado en España Lucas Figueroa se mete en el campo de la comedia. La historia es sencilla: un ejecutivo de una empresa comete un error al indicarle una dirección a un señor que a raíz de esto le hace la vida imposible.

Figueroa (de quien recomiendo el corto “Porque hay cosas que nunca se olvidan“) conoce Argentina y España, y a través de sus personajes se mofa de los defectos de ambos países. El guión es básico, los personajes no desentonan y están a merced de la narración; no hay grandes artilugios en esta comedia desfachatada, esto ya se vio varias veces ¿Por qué me gustó? Doy motivos.

El señor Ruben va caminando por la vereda, el señor Javier casi lo choca cuando está ingresando su auto en el estacionamiento de su empresa. El señor Ruben pregunta: “¿Tacuarí al 1500?”. El señor Javier no sabe un carajo porque no está en sus pagos y lo manda en dirección opuesta sin querer. El señor Ruben vuelve, quiere dinero porque ha perdido una paga que iban a hacerle en Tacuarí 1500. El señor Javier sufre la ira creciente del señor Ruben.

El señor Javier (Imanol Arias) es un ejecutivo benévolo, no es el típico jefe maltratador; de hecho intenta salvar a la mayor cantidad de sus empleados ante una inminente ola de despidos. Él no tiene nada de Buenos Aires, es español, es ingenuo, le falta calle para sortear las forreadas porteñas, intenta encajar, intenta putear pero al final sus puteadas terminan dando más gracia por su esfuerzo en hacerlas que por la puteada en sí.

Ruben (Darío Grandinetti) hace su papel en aparente piloto automático, ya que con su personaje él está jugando de local, se siente cómodo. Le hace la vida imposible al ejecutivo y entre ambos hay química. Sam (Hugo Silva) vendría a ser el gallego oportunista, colega del ejecutivo Javier.

“En las situaciones críticas hay oportunidades“, dice con razón… Hay 3 personajes secundarios que tienen momentos destacables: Luis Luque es el “gordo forro”, Tomás Pozzi un enano desopilante y Guido Grandinetti (hijo de Darío) que se lleva algunas escenas desde su rol de chico lisiado en silla de ruedas.
Su punto fuerte está en los pasos de comedia y en las actuaciones, que se asemejan a un sketch por momentos. Los gags se suceden uno tras otro, el humor negro impera, la marihuana hace su efecto. Si esto se simplificase en hashtags: #corrupción #cerocodigos #alberteinstein #messi #aguantedeportivomoron #bobmarley. Alguien podría reprocharle su simplicidad, pero ¿cómo hacerlo ante un film que se sabe pequeño y sin pretensiones? Retiro voluntario (Despido procedente en España) es complaciente, da al público lo que espera, tiene un encuadre de telefilm, es innegable y no será memorable, pero es entretenida, y en materia comedia a veces basta con eso.