Relatos salvajes

Crítica de Violeta Bruck - La Izquierda Diario

Relatos salvajes: claves del éxito de un tanque argentino
El jueves 21 se estrenó Relatos Salvajes. Dirigida por Damián Szifrón y producida por Pedro Almodóvar, es el film nacional más publicitado del año. Con al aval de Cannes, uno de los más prestigiosos festivales de cine del mundo, un estreno en 325 salas argentinas, el 91% de todas las críticas a favor, toda la maquinaria de una distribuidora como la Warner por detrás y la participación de grandes actores de la escena nacional, podemos decir que Relatos Salvajes desembarca como un gran tanque cinematográfico, esta vez argentino.
La película está construida a través de seis historias independientes que se unen a través de la temática de la violencia y la venganza. Los relatos son dinámicos, el guión y el montaje funcionan bien, y están condimentados con altas dosis de humor negro que se expresa en distintos detalles, diálogos y situaciones, se distinguen también algunos personajes muy bien caracterizados e interpretados.
Se destacan Rita Cortese en "Las ratas", interpretando a una cocinera dispuesta a hacer justicia frente al causante de las desgracias de su compañera de trabajo; los actores de "La propuesta", el corto que desnuda la hipocresía de una familia millonaria que se organiza para encubrir un asesinato causado por su hijo, y Erica Rivas en "Hasta que la muerte nos separe", la historia final que divierte con un ridículo casamiento de chetos cruzado por engaños y mentiras. "El más fuerte" enfrenta a Leo Sbaraglia conduciendo un Audi y a Walter Donado que va en un Peugeot del año ´70, y aunque se anuncia como una crítica de clase, termina en una historia de locos y violentos que se autodestruyen en clásicas tomas de golpes y persecución. Ricardo Darín es "Bombita", el protagonista de la historia que se convierte en héroe y genera más empatía con los habitantes de la salvaje ciudad de Buenos Aires. Una gran mayoría debe soñar con romper todo cuando las grúas de Macri le llevan el auto, y la crispación de las clases medias es una de las líneas que subyace la historia, un elemento presente en el humor social de los tiempos kirchneristas. La debilidad está en su punto de vista, todos son culpables, hasta los laburantes que pasan el día encerrados en un cajero atendiendo interminables colas.
Las distintas historias retratan usureros devenidos en políticos, funcionarios corruptos, burocracias interminables, hombres de poder engreídos, falsas amistades, relaciones por conveniencia. Situaciones delirantes, absurdas, y enmarcadas en una realidad social por momentos cuestionada, pero donde la resolución o el escape pasa siempre por una actitud instintiva, primitiva e individual. La frase que acompaña la publicidad de la película "Todos podemos perder el control" apunta también en este sentido, ante una realidad salvaje explotemos.
La película entretiene, divierte y se disfruta. Como la gran mayoría de los tanques, con millonarias inversiones en publicidad, logra conquistar su público. En este caso hay negocios y una enorme maquinaria industrial; pero también hay buenas historias y un aporte, aunque un poco superficial, a la reflexión y debate sobre la realidad social.
Las críticas se dividen en su análisis, para algunas: "refleja la idiosincrasia argentina, es un espejo de la sociedad nacional hoy, desprotegida, con lucha de clases, corrupción generalizada y varios etcétera" (Clarín), "una mirada impiadosa, desgarradora y, sí, salvaje, sobre la argentinidad al palo" (otroscines). Para otras, por el contrario, no refleja una realidad social sino "es un tratado acerca de la condición humana con respecto a cómo se desea actuar, por ejemplo, frente a una injusticia..." (Télam). Damián Szifrón en distintas declaraciones planteó "somos seres humanos y en el fondo somos animales. Estos personajes están expuestos a situaciones primitivas... A eso hay que sumarle que el mundo está regido, en un porcentaje altísimo, por el capitalismo, con todo lo que ese sistema produce en la gente que lo habita". Entonces para el director, hay un poco de cada cosa. Este relato de ficción se nutre y expresa algunas contradicciones de la época, como también construye su propio mundo, con códigos y valores propios de los personajes. Se pueden encontrar muchos elementos de una realidad social, pero para expresar la idiosincrasia argentina faltan muchos personajes a esta historia. Las reacciones argentinas ante las injusticias, la impunidad y las situaciones de desigualdad, no son sólo salidas individuales, los personajes colectivos, como los trabajadores que se unen y se organizan para luchar contra la violencia capitalista de los despidos y la represión son parte hoy de la argentinidad al palo, aunque todavía no estén en las películas más taquilleras.
La Warner es la distribuidora encargada de lanzar este tanque argentino, y en esto está también el secreto del éxito. La crítica en forma casi unánime pone a esta película en la cima más alta, se escriben exageradas y ridículas comparaciones con muy importantes directores de la historia del cine.
Miles de películas se producen anualmente a nivel mundial, con más o menos presupuesto, pero con un enorme trabajo y creatividad. Múltiples lenguajes, historias y estéticas se renuevan constantemente, pero sus imágenes no llegan ni al 1% de las pantallas a las que tiene acceso Relatos Salvajes. El caso de la muy buena película paraguaya, 7 cajas, que se estrenó en 1 sola sala, es un buen ejemplo, sin millones de publicidad detrás y gracias al boca a boca, sigue en cartel y amplió las salas, pero para el lanzamiento bien lejos de los tanques, arrancó en carretilla.
En síntesis, salir al cine es casi siempre un placer, y Relatos Salvajes es una buena opción para ver, no se necesita decir mucho más.