Relatos iraníes

Crítica de Lilian Lapelle - Cine & Medios

Tradiciones y costumbres

La directora Rakhshan Bani-Etemad nos presenta diferentes historias cotidianas, conectadas por algunos de sus personajes, que son un espejo de la cultura iraní. Los protagonistas de estos relatos están afectados de un modo u otro por los males que aquejan a esa sociedad: la pesada tradición conservadora, el machismo, la burocracia y una enorme corrupción.
En las calles, dentro de un taxi, en oficinas públicas, o en el patio de una casa, la cámara parece espiar a los personajes, quienes con una enorme naturalidad recrean escenas que reflejan la incomprensión y la soledad que sienten sus protagonistas, y la enorme injusticia social en la que viven.
No es fácil hacer cine en Irán, y muchos directores han elegido desarrollar sus carreras fuera de ese país, aun así muchos de ellos parecen sentir aun la necesidad de contar lo que pasa allí dentro; es el caso de Bani-Etemad, quien ha construido esta película con sencillez y franqueza, y si no fuera por los excelentes encuadres, nos olvidaríamos de que hay una cámara mediando entre nosotros y los personajes.
Todos los actores de esta película han hecho un excelente trabajo, que concuerda con la naturalidad y la espontaneidad de las historias. Lo que por momentos hace un poco de ruido son algunos diálogos un tanto redundantes, como si la directora sintiera la necesidad de confirmar y reconfirmar algunos estereotipos iraníes.
"Relatos Iraníes" es una excelente película, que más allá de reflejar la cultura del lugar, tiene una enorme sensibilidad para mostrar el alma de sus personajes, su tristeza, su desamor, sus frustraciones y sus deseos. Todas esas cosas que no son iraníes, son universales.