Reina de Katwe

Crítica de Jessica Johanna - Visión del cine

La última película de la realizadora Mira Nair, Reina de Katwe, está basada en la historia real e inspiradora de una joven y humilde ugandesa que logra triunfar en el ajedrez.
La hasta ahora desconocida Madina Nalwanga protagoniza este relato de superación y lucha sobre una joven que se dedica a vender maíz para sobrevivir día a día. No es eso todo lo que quiere de la vida, pero no cree que haya otras posibilidades para ella. No hasta que casualmente conoce a un entrenador, David Oyelowo, que además de fútbol les enseña a unos chicos a jugar al ajedrez. El trío protagonista termina de conformarse con la figura de la madre, interpretada con solvencia por Lupita N’yongo, una mujer fuerte y decidida que quiere lo mejor para sus hijos al mismo tiempo que conoce la difícil situación en la que está.

Ella es tan luchadora como su hija, aunque cada una lo haga de un modo diferente.

El ajedrez es la mejor excusa, y sus metáforas con el juego le funcionan muy bien a la historia a contar. El más pequeño puede convertirse en el más poderoso siempre que luche con convicción e inteligencia. La importancia de las decisiones que tomamos, los movimientos que hacemos, se ven reflejados luego en los resultados.

Esta historia irremediablemente llena de clichés y lugares comunes, está contada acá de una manera más bien sutil. Lo emocional del film no se siente tan forzado como uno podría esperar, aunque nunca deja ser clara la intención al contar una historia de estas adversidades. La construcción de los personajes principales además ayuda a llevar esta historia a lugares conocidos pero sin mayores sobreexplicaciones. Una fotografía y arte coloridos ayuda a retratar una parte de África inquieta y llena de vida, es un personaje más.

Reina de Katwe es un melodrama ligero, sin muchas sorpresas pero al mismo tiempo ejecutado con mucho corazón y sin manipulaciones. Las interpretaciones tienen mucha fuerza también, destacándose su joven protagonista. Amable, pero no tan inspirada como inspiradora la historia por sí sola, le falta algo de riesgo.