Regreso a la mansión Brideshead

Crítica de Hugo Fernando Sánchez - Subjetiva

Noticias de un mundo agotado

A fines de la Segunda Guerra Mundial el escritor británico Evelyn Waugh publicó la novela más exitosa de su carrera, Brideshead Revisted, casi un estudio dramático sobre las costumbres de la aristocracia –bastante alejada del tono zumbón y humorístico del resto de su obra– que comenzaba un acelerado declive en la primera mitad del siglo XX. Y si primero fue el libro, luego una recordada miniserie de 1981 protagonizada por Jeremy Irons y hasta generó una divertida parodia en el Show de los Muppets, finalmente el libro llegó al cine de la mano de Julian Jarrold.

El director es un especialista en ambientaciones de época, tanto en la televisión como en el cine (La joven Jane Austen, 2007) y en Retorno… se mueve a sus anchas en el ambiente asfixiante de la Inglaterra de entreguerras, mostrando la opulencia decadente de la alta sociedad y con la religión como el elemento disciplinador de una clase en decadencia.

Sin embargo, para contar la historia de un triángulo amoroso entre Charles Ryder (Matthew Goode) artista en progreso, pobre pero ambicioso, Sebastian Flyte (Ben Whishaw), indolente, rico y gay, y su inestable hermana Julia Flyte (Hayley Atwell), más el ahogo materno de la implacable Lady Marchmain (Emma Thompson), Jarrold recurre a un relato moroso, con una puesta fascinada por los escenarios, la autoconciencia de tener frente a cámara varios temas importantes –¿la opresión del catolicismo?, ¿los mandatos familiares?, ¿la homosexualidad?, ¿el fin de una época? –, sin decidirse por ninguno en particular en un intento ambicioso, y fallido, por contenerlos a todos.