Regreso a Coronel Vallejos

Crítica de Rocío Belén Rivera - Fancinema

NO ERA SÓLO CHISMES Y OLVIDOS

Manuel Puig es uno de mis escritores favoritos. Leerlo es entrar en un universo bien argento que nos transporta a otros tiempos y lugares. Recuerdo leer El beso de la mujer araña” (1976) y que me estallara la cabeza, con esa escritura tan cinematográfica que se asemejaba a un gran montaje paralelo. Hoy me toca, varios años después, adentrarme en el universo del Puig de carne y hueso, de su historia, su pueblo, su niñez a través del documental de Carlos Castro Regreso a Coronel Vallejos, quien junto a Patricia Bargaro reconstruyen la impronta que tuvieron en el pueblo natal del escritor sus los libros y las películas basadas en ellos.

Manuel Puig, “Coco” para sus amigos de la infancia, era un niño que escuchaba música clásica y leía la mayor parte del tiempo, mientras muchos de sus amigos salían a andar en bicicleta o al parque del pueblo. Ese pueblo es Coronel Villegas, ubicado al noroeste de la provincia de Buenos Aires, pero que Puig supo rebautizar como Coronel Vallejos en sus dos primeras ficciones: La traición de Rita Hayworth (1968) y Boquitas pintadas (1969). Entre la ficcionalidad que supo construir con su pluma, este escritor hilvanó rumores, historias y chismes de su pueblo natal como base de sus relatos. Muchos de los pueblerinos de aquel entonces supieron reconocerse, enojarse, enorgullecerse, identificarse o molestarse con el escritor, generando disputas vecinales, que relatan varios vecinos entrevistados por el documental quienes, mezclando tonalidades de testimonio y relato, contaron sus anécdotas respecto a lo que los libros generaron en el ambiente del pueblo. ¿Pueblo chico, infierno grande? Muchos de los vecinos no se animan a explicitarlo a viva voz, como sí supo hacerlo Puig en sus libros, y mucho más explícitamente Torre Nilsson con la versión cinematográfica de Boquitas pintadas (1974), estreno que permitió al pequeño pueblo experimentar algo que jamás había experimentado y que cada uno de los vecinos recuerda en sus relatos: una amenaza de bomba. El cine fue amenazado con una bomba si estrenaba la película, por lo cual no fue proyectada en su momento en el pueblo, sino que quienes quisieron verla tuvieron que trasladarse a pueblos cercanos donde sí se permitió la exhibición.

Siendo fiel al primer amor de Puig, el cine, el documental va tejiendo su avance con los relatos de los vecinos, retratos de los puntos icónicos del pueblo descritos en los libros, una voz en off que cuenta el encuentro de Patricia con este escritor de su pueblo e imágenes de archivo de una entrevista inédita a Manuel Puig, quien intenta explicar el cómo y el porqué del universo que creó en sus ficciones. La voz de Patricia toma vital relevancia en este paralelismo de distintas historias que terminarán convergiendo en la figura de Puig: ella negó la importancia de este escritor como figura cultural de su pueblo hasta que un accidente en la ruta camino a Coronel Villegas la dejó paralítica. Allí su autodescubrimiento en su nueva condición, la llevó a conectar con los otros y con su historia desde otro lugar, y allí la figura de Puig fue de vital importancia para ella.

Con un gran trabajo de investigación y de archivo, con bellas y estéticas imágenes de un pueblo del interior de Buenos Aires, Regreso a Coronel Vallejos nos devuelve en primer plano a una gran figura de nuestra literatura, un escritor obligado al exilio por su elección sexual y política, y quien nominado al premio Nobel de Literatura, supo construir una narrativa bien argenta, de calidad y por qué no, también polémica, que desencadenó grandes placeres en lectores asiduos y grandes disputas en su pueblo natal. ¿Pero qué figura de gran importancia no acarrea amores y odios por igual?