Reflejos siniestros

Crítica de Patricio Ferro - Loco x el Cine

Reflejos siniestros es la opera prima de Aleksandr Domogarov, con una película de terror gótico rusa sobre un fantasma siniestro, conocido como “La reina de espadas”, que acosa a los estudiantes de un colegio pupilo. Su protagonista es Angelina Strechina, una joven actriz con una carrera ascendente dentro del cine de género en su Rusia natal, y la acompañan Yan Alabushev, Darya Belousova, Vladimir Kanuhin, Vladislav Konoplyov  y el niño Daniil Izotov como Ayrton.

La historia comienza cuando la adolescente Olya y su hermano mucho menor Ayrton ingresan pupilos a un colegio luego del fallecimiento de su madre. Y una noche, junto con un grupo de alumnos invocan a través de un espejo al fantasma de La reina de espadas, una leyenda urbana a la que cada uno pide un deseo trayendo consecuencias nefastas.

Lo primero que vale destacar de la película es su diseño de producción, porque esta mansión del siglo XIX convertida en colegio pupilo es el escenario ideal para que transcurra esta película, con sus largos pasillos iluminados por ventanales que generan fuertes contrastes con las zonas oscuras. Y si bien resulta imposible no compararlo con el colegio Hogwrats, de la saga de Harry Potter, con una estética más realista  genera el clima ideal para que el terror gótico funcione gracias a efectivos jump scares que generan interrogantes en el espectador.

Otro párrafo merecen sus personajes, bien construidos, ya que al igual que en tantas otras películas de terror son adolescentes que toman malas decisiones por querer cumplir sus objetivos de forma imprudente, y pagan caras las consecuencias. Pero en este caso sirve también para que la rebelde Olya cambie su relación con su hermano menor, de una forma más aterradora que en la clásica “Laberinto”.

En conclusión, Reflejos siniestroses otro ejemplo del interesante cine de terror actual proveniente de Rusia, un país que apuesta al cine de género con ideas innovadoras. Y si bien se encuentra lejos de ser una obra maestra, resulta sumamente entretenida, y convierte a  Aleksandr Domogarov en un director a tener en cuenta en el futuro.