Red

Crítica de Federico Karstulovich - Otros Cines

En El ultimo gran héroe, John McTiernan llevaba adelante una fantasía bovarista por excelencia, que desde Sherlock Jr. a La rosa púrpura del Cairo atravesó la pantalla: la idea que dice que una vida “real” sin peso, sin entidad, sin sustancia, puede compensarse con un giro quijotesco hacia la ficción: George Constanza lo diría “it’s not a lie if you believe it” (no es una mentira si lo crees).

Bueno, básicamente, el peso central de RED está pensando en la tónica del inverosímil extremo que se vuelve posible: el giro de la suspensión de la incredulidad de alguien cuya realidad es gris, oscura, sin mayores riesgos. Pero RED no es una película sobre la relación entre fantasía y realidad, sino sobre la necesidad de asumir una realidad alternativa para cambiar. En concreto: Sarah Ross (Mary Louise Parker) es una empleada telefónica de una empresa que atiende reclamos a jubilados y que tiene como hobbie leer novelas rosa sobre mujeres en riesgo rescatadas por hombres heroicos. Su vida es gris, atravesada por citas con hombres extravagantes, sin interés mayúsculo. En su camino aparece Frank Moses (Willis), un ex agente-máquina de matar de la CIA, retirado, entregado a una vida normal, que de a poco entabla una relación telefónica con la empleada. La relación no prosperará. Sin embargo, el agente comenzará a ser perseguido por la misma CIA para asesinarlo.

Hasta ahí nada muy inesperado o distinto. Pero todo cambia cuando Moses deba secuestrar a Sarah para evitar que maten a una de las pocas personas por quien él tiene afecto. A su vez, deberá, acompañado por ella, rearmar un antiguo grupo de espías integrado por Helen Mirren, John Malkovich y Morgan Freeman, todos ellos entrados en años y retirados a una vida fuera del “circuito” de agentes de inteligencia. Con el grupo, deberá desarticular una poderosa organización. En medio de todo eso, la mirada extasiada de Sarah, que habrá dado con su héroe bovarista, su caballero de antaño.

Pero RED redobla la apuesta: además de ser un cuento moral sobre bovarismo, heroísmo y situaciones bigger than life, es algo así como una versión relajada, irónica, con una fina ironía, de aquello que supo ser Los indestructibles de Stallone: la historia de una despedida de hombres y mujeres extraordinarios que no pueden ser eso que alguna vez ambicionaron: personas comunes y corrientes, con jubilaciones, nietos, y vidas anónimas. En el cruce entre esas dos perspectivas, la de alguien que elige dejar los grises para ser parte de lo extraordinario y la de alguien (que luego será un grupo) que fue extraordinario, decidió tener una vida gris, pero como los personajes de 20 años después -la novela de Alejandro Dumas- debió volver para resolver las cosas de una vez por todas.

Con un humor zumbón, cariñoso y humanista con sus personajes, pero a su vez consciente del género en el que se maneja, el director Robert Schwentke, se mete de lleno a trabajar en una intersección de universos disímiles (el género de acción, el cine reflexivo sobre sus figuras -no por nada está Willis como gran action hero del asunto-, el comic como tono y la idea de una despedida crepuscular que nunca es melancólica; es decir, que nunca cumple con la solemnidad que podría prometer), cruce del cual emerge esta rareza disfrutable en todo minuto, justamente porque logra articular realismo en la humanidad de sus personajes con el inverosímil más descarado de la resolución de escenas de acción. Quizás pueda objetarse su poco tino a la hora de la elección de una banda sonora pobre que rememora a La gran estafa, persistencia sonora que desconcentra, que hace pensar a la película en un tono al que no pertenece.

Los jueves suelen entregar pequeñas sorpresas que pasan de largo. RED no merece suerte tal: su feliz idea del mundo, su defensa burbujeante de la diversión y la camaradería es una de esas cosas que justifican 90 minutos dentro de una sala oscura rodeado de extraños con pochoclo, yendo a buscar a la pantalla una vida más grande que la propia.