Recreo

Crítica de Santiago Balestra - Alta Peli

Las responsabilidades adultas pueden agobiar incluso al más sensato de los seres. La cabeza puede llegar a explotar con los debates del adulto que aspirábamos a ser y el adulto que terminamos siendo. Esas explosiones mentales nos devuelven, aunque sea brevemente, a esa juventud despreocupada. Lo complejo es cuando esa brevedad amenace con dejar de serlo. En este marco se inscribe Recreo.

Más clase que recreo

Recreo cuenta la historia de tres parejas amigas que van con sus respectivos hijos a pasar un fin de semana a la casa de campo de una de ellas. A partir de este punto, esa convivencia los hace reflexionar sobre las virtudes y defectos de las responsabilidades.

En materia actoral, el plantel entrega trabajos muy naturales, son convincentes como un consolidado grupo de amigos y, en los casos particulares, como parejas de años. La puesta en escena responde también a esa naturalidad (principalmente en una escena que tiene lugar durante una cena). En materia técnica, la fotografía y el montaje no entregan mayores artilugios que ser funcionales a la labor interpretativa.

Infortunadamente, Recreo tiene un problema serio y es el de su guión. La premisa de la película es bastante clara: lo que estamos viendo es un recreo de las agobiantes responsabilidades que implica ser un adulto, y que hay una diferencia importante entre madurar y simplemente envejecer. No se puede negar que la idea resuena en más de uno, por lo que tiene su atractivo. No obstante, es su ejecución la que le impide progresar y resulta ser nada más que un compendio de viñetas sobre el tema propuesto, sin una progresión o estructura narrativa.

El guion tiene dos oportunidades maravillosas de conflicto pero no son aprovechadas a su máximo potencial. Primero, en la historia del engaño entre los personajes de Martín Slipak y Jazmín Stuart; y segundo, en la historia del hijo del personaje de Carla Peterson. Una no se desarrolla todo lo que se debería, la otra lo poco que desarrolla lo hace de forma demasiado forzada.

Hay personajes que son presentados de manera interesante, pero la mencionada falta de progresión narrativa contribuye a que tengan un desarrollo endeble que impide cualquier identificación posible. ¿El espectador puede tener algo en común con los personajes? Puede ser, pero si no le dan un conflicto sostenido, una situación extraordinaria donde ese tema sea desafiado, más que naturalidad le están mostrando algo que ya sabía antes de entrar a la sala; esa reflexión crítica a la que apuntan va a pasar como pretenciosa. Aparte entrega diálogos y reflexiones que si bien están a tono con su propuesta temática, los motivos ya mencionados reducen estas “sabias palabras” a declaraciones tan obvias como artificiales.

Conclusión 

Incluso con la solidez de su apartado interpretativo y la sobriedad de su técnica, Recreo no llega a buen puerto por la falta de un hilo narrativo concreto. Se aprecian sus intenciones naturalistas y no se discute el poder de identificación de su premisa, pero si no hay un destino claro, la película termina porque empezó, nada más. Lo que nunca es una buena señal.