Recreo

Crítica de Luly Calbosa - Loco x el Cine

¿Cansado de la rutina?  ¿La convivencia con tu pareja es rutinaria? Es hora de un “Recreo”. Llegó la primera comedia dramática nacional pochoclera en cartelera 2018, idónea para reflexionar sobre el paso del tiempo. El film codirigido y coescrito por la dupla de realizadores Jazmín Stuart (Desmadre, Pistas para volver a casa) y Hernán Guerschuny (El crítico, Una noche de amor) retrata el lado B de tres parejas amigas, en crisis, que rondan la década de los cuarenta y avanzan al ritmo de las agujas del reloj biológico sin reflexionar si están juntos porque el amor que los unió sigue latente o ya es mera costumbre y sigue el mandato del statu quo. Así, casadas y con hijos se reúnen durante un fin de semana con ansias de romper sus rutinas en una casa de campo con bellas vistas hacia el jardín, quincho y pileta… ¡Todo encaminado para un perfecto relax! Sin embargo, no todo lo que brilla es oro y el encuentro en esa única y soñada locación –epicentro de eficaz producción; austera- será el escenario de un sin fin de peripecias que darán rienda suelta a la misión de sostener, con el correr de los minutos, la premisa que cada pareja es un mundo y ser padres una tarea fina…  ¿Podrá un secreto que perdió vigencia en la incomunicación vencer el amor? ¿O aquellas viejas rivalidades, olvidadas, cobrarán vuelo y nuevos rumbos en sus vidas? Esta retórica es la mejor apuesta del guión para sortear los lugares comunes que conlleva.

Sin duda, la clave del éxito reside en la química del elenco integrado por Juan Minujín, Carla Peterson, Fernán Mirás, Pilar Gamboa, Martín Slipak y la mismísima Jazmín Stuart (que en su tercer largo se animó además de dirigir y escribir a actuar). La performance lograda entre bailes al ritmo de The Safety Dance bajo el efecto de levitación producto del consumo de drogas y alcohol logran la sensación de desconexión. Mientras intentan esquivar a sus hijos que rondan en esa casa surgen viejas rivalidades, que coexisten, en el grupo de amigos. Este puntapié inicial de la trama, por momentos, rememora la película Voley (2015) de Martín Piroyansky: emparda el amor con situaciones tragicómicas y desopilantes que suceden durante un fin de semana lejos de la ciudad; más precisamente en una isla del Tigre propiedad del anfitrión. Sin embargo, la dupla Stuart-Guerchuny da en la tecla con tres aristas cruciales  que sostienen con creces los hilos de esta película coral: Los actores coinciden con la edad de los personajes que interpretan; generan credibilidad al marco buscado y empatía con el espectador. Mientras que Voley refleja el complejo universo adolescente y la clase burguesa; Recreo cual efecto aguja hipodérmica retrata y encapsula mediante el funcionalismo del  elemento simbólico de la casa de fin de semana el posicionamiento de clases. El matrimonio de arquitectos aburguesado conformado por Andrea (Carla Peterson) y Leo (Fernán Mirás) recibe a sus amigos de clase media. Ellos tienen un hijo adolescente (Agustín Bello Ghiorzi) y aconsejan -en términos de Maquiavelo- cómo cuidar la pareja de Mariano (Juan Minujín) y Lupe (Jazmín Stuart) que son padres primerizos y, además, atraviesan una crisis laboral; y también a Sol (Pilar Gamboa) y Nacho (Martín Slipak) que están juntos desde el colegio y tienen trillizos. Hasta acá, la fórmula subraya la típica comedia francesa. El reduccionismo que presenta guión en el terreno psicológico freudiano con problemas maritales, tales como por ejemplo: la resignificación de lo sexual con la llegada de los hijos y los camuflajes de las personalidades en el rol de Dominante/Dominado mediante actitudes infantiles sigue los parámetros del leitmotiv de la trilogía “Before” de Richard Linklater; el tinte positivista de “Dos más dos” de Diego Kaplan y evidencia que están todos al borde del delirio, sano. Deben vivir y sobrevivir.

Párrafo aparte para la producción y el arte.  En materia montaje (Agustín Rolandelli) y fotografía (Marcelo Lavitman) repiten criterios de “El Crítico” donde ambos conformaron el equipo. La dirección sigue la ecuación menos es más y entre planos secuencia y  planos detalle funciona. Todo transcurre en una locación; la casa donde Hernán Guerschuny vacacionaba de pequeño; es allí donde su cámara en mano registra la intimidad. En esta línea, el encierro de las seis parejas cual conejillos de indias es acertada. Como plus, los diálogos marcan adrede el tono televisivo con situaciones donde el elenco atraviesa alegrías y tristezas; alteración que en conjunción a las tomas aéreas enfatiza el concepto de relatividad y machismo; segundo guiño que propone el film. Entretanto, se observa un globo aerostático que levanta vuelo (Minujin y Slipak) mientras sus mujeres (Stuart y Gamboa) están en la casa lavando los platos… mientras que Fernán Mirás considera la caza como deporte y sinónimo de masculinidad. Por efecto contagio, pondera que los niños repliquen ese accionar mientras los padres viven su adolescencia tardía.

Así, “Recreo” imprime correctamente un replanteo existencial y frustraciones acumuladas. Propone escapes aleatorios al conflicto pero no lo cierra. Hubiese sido interesante ver un desarrollo más jugado sobre esta apuesta coral al desencuentro. No obstante, a buena hora , como indica el stanley ¿Querías tiempo libre? ¡Bienvenido sea el escape!