Recreo

Crítica de Catalina García Rojas - Visión del cine

La actriz, directora y guionista, Jazmín Stuart, presenta su tercer trabajo Recreo, junto a Hernán Guerschuny en la dirección y la escritura. Una comedia que lidia con la crisis existencial de sus protagonistas y las contradicciones de la clase media alta en la sociedad moderna.
La historia transcurre en una única locación donde tres parejas amigas con sus respectivos hijos se reúnen a compartir el fin de semana. Leo (Fernán Miras) y Andrea (Carla Peterson) abren las puertas de su campo para hospedar a Mariano (Juan Minujín), Guadalupe (Jazmín Stuart), Nacho (Martin Slipak) y Sol (Pilar Gamboa). Tras este aparente “recreo” surge sin embargo una realidad oculta, distorsionada por la rutina y la superficialidad del sistema reinante. Nada en estas parejas es lo que aparenta.

La atrapante tranquilidad del campo nos lleva a situaciones confusas y a reclamos constantes. El vacío existencial y las crisis emocionales irrumpen en este escenario de distensión, desvelando las miserias de cada uno de los personajes que esconden sus verdaderas intenciones, lleno de enredos amorosos y ambiciones insatisfechas, con la cotidianidad de la vida misma.

El guion tiene cierta inteligencia para captar el humor y presentar los conflictos, pero no aprovecha su potencial. Las ideas no se desarrollan del todo, quedan a la deriva e incluso en algunas ocasiones se resuelven sin tener algún sentido. Lo que los realizadores buscan es generar empatía con el espectador proponiendo temas que rondan en la cabeza de cada persona a la hora de mirar su presente y futuro. La incertidumbre que está latente en cada ser humano.

A través del alcohol, el grupo se une en conversaciones que, por momentos, suenan forzadas, sin embargo la química y la interacción natural del elenco permite que se dejen pasar esos detalles. Pero no tienen en cuenta que esas charlas ya fueron dadas en diferentes contextos y que al intentar destacarse como si fueran revelaciones se transforman en monólogos eternos. La fortaleza del film recae en las impecables actuaciones de cada intérprete entre los que se destacan, como de costumbre, Gamboa y Minujín.

Algo digno de destacar es el modo en que se incluye el rol de la mujer frente a la maternidad y la crianza. A través de pequeños diálogos se observa cómo el personaje de Stuart busca deconstruir los conceptos autoimpuestos por una sociedad patriarcal y cómo influyen a la hora de elegir ser esposa y madre. Un tema que muchos catalogarán de cliché pero que, en estos tiempos de cambio, es necesario al menos que se planteen. Hay que celebrar la producción de pensamiento de mujeres sobre mujeres y la variedad de conceptos que nacen de estas charlas. La causa feminista tiene que estar en boca de todos. Ya sea simple, pero cercana.