Reconstruyendo a Cyrano

Crítica de Amadeo Lukas - Revista Veintitrés

Pasión por el arte

Tal como señala su título, Reconstruyendo a Cyrano es un film que registra el lento pero virtuoso y conmovedor proceso de recuperación de un espectáculo teatral que parecía irrecuperable. Así como el documentalista Eduardo de la Serna –junto a Lucas Marcheggiano y Adriana Yurcovich– relató el esforzado pero estimulante periplo de un cineasta amateur y bizarro en El ambulante, aquí se las arregla muy bien él solo para plasmar otra epopeya mínima, la de un reducido equipo teatral que, ante un imprevisto cisma entre la pareja de protagonistas, ve desplomarse casi un año de trabajo escénico, entre dramaturgia, ensayos y representaciones. Una obra off titulada Cyrano, un vodevil franco-argentino que, con una refrescante relectura del clásico Cyrano de Bergerac, estaba logrando el favor de la crítica y el público, y hasta se había alzado con tres premios ACE en las categorías principales. De la Serna pone el foco en el director Pablo Bontá, quien en medio de su vida cotidiana comenzará a restaurar su original y personal proyecto con otro actor en la piel de ese Cyrano, que es a la vez el personaje y también su desorientado intérprete. Con mucho de poesía verbal y escénica, reforzada por los acordes de Erik Satie, Reconstruyendo a Cyrano introduce al espectador en el espíritu romántico del teatro independiente argentino. Una reconfortante experiencia que homenajea la pasión por el arte.