Rebobinado

Crítica de Alejandro Turdó - EscribiendoCine

Volver al ‘98

El largometraje debut de Juan Francisco Otaño transpira nostalgia y cada fotograma esconde alguna clase de guiño a los jóvenes de treinta y tantos. Con una marcada influencia de Volver al futuro (Back to the future, 1985) y Hechizo del tiempo (Groundhog Day, 1993), todo lo que sucede en Rebobinado (2018) deja percibir múltiples ecos del cine y la cultura Pop de los ochentas y noventas. Hay una suerte de revisionismo sentimental que funciona como soporte para una historia de amor desencontrado.

Alejandro es un joven que carga sobre sus hombros con el peso de un trauma infantil: en el cumpleaños de su mejor amigo desperdició la oportunidad de darle una carta de amor a la chica que lo tenía enamoradísimo, y desde ese momento vivió convencido que de haber resultado exitosa la declaración de amor, su vida sería completamente distinta. MacGuffin de por medio, Alejandro encuentra un reproductor de cassettes que le permite viajar en el tiempo a aquel traumático momento de sus 12 años. Todo lo que tiene que hacer es reproducir la cinta con la música que había preparado para la ocasión. Claro que necesitará varios intentos para lograr rectificar su propio destino.

Se nota de principio a fin la atención puesta en los detalles. La producción independiente que contó con el aporte de la plataforma Ideame se destaca principalmente por su dirección de arte, creando espacios que reflejan el espíritu de sus personajes y dando sentido a este universo ficcional donde (no nos olvidemos) un reproductor de cassette te hace viajar en el tiempo. Todo objeto que aparece en pantalla tiene poco de casual y mucho de causal, con un trabajo de cámara y encuadre que resalta la estética de cada escena.

Irónicamente, el único aspecto que podría jugarle en contra a una realización hecha con tanto corazón es su timming. ¿Se trata de una película que llega tal vez 10 años tarde? ¿No pudo alcanzar a tiempo el tren de (500) días con ella (500 Days of Summer, 2009) y Scott Pilgrim vs Los siete Ex de la chica de sus sueños (Scott Pilgrim vs. The World, 2010)? Tal vez sea así para quienes se paren con mayor frialdad ante la obra. Pero para todo aquel sentado en la butaca del cine con la idea de pasar 96 minutos distendidos, la apuesta es más que satisfactoria.

La temática fantástica, a fuerza de viajes en el tiempo y personajes coloridos, nos hace creer que estamos ante un simple ejercicio pasatista. Pero al mismo tiempo, ofrece un análisis muy sincero sobre cómo eligen vivir jóvenes del nuevo milenio; cuáles son sus anhelos, qué significa realmente madurar, dejar atrás el pasado y la niñez para poder encarar los desafíos que les impone el mundo adulto. Nada mal para una película sobre un chico enamoradizo y un radiograbador devenido en máquina del tiempo.