Rápidos y furiosos: Hobbs & Shaw

Crítica de Elian Aguilar - Cultura Geek&Pop

La discusión eterna aplica en varios órdenes de la vida: ¿fue primero el huevo o la gallina?, en este caso: ¿Rápidos y furiosos: Hobbs & Shaw existe porque se pelearon Vin Diesel y Dwayne Johnson o porque se dieron cuenta de la potencialidad infinita de la franquicia? Sea cual sea la respuesta no importa, sólo queda entrar en este mundo inverosímil y hermoso de una longeva saga que parece no tener fin ni techo.

Mientras se graba Rápido y furiosos 9 (¿realmente creían que no iban a seguir?) nos metemos en el primer spin-off de esta franquicia que en un principio era sobre “policías en acción sobre cuatro ruedas”, para luego virar a “producción pochoclera de super-acción” a lo que es hoy “la franquicia más redituable y extensa de superhéroes después de Marvel”.
Ya está, aceptémoslo… lo que primero parecía ser simplemente un salto de fe en el verosímil de lo que sucedía en las primeras películas (algunos saltos imposibles entre auto y auto), terminó virando a una gran saga que bebe de los héroes con capas, no solamente en la cuestión de lograr hazañas físicamente imposibles sino también como se va entretejiendo el universo compartido y los personajes de las diferentes películas (no olvidemos esa INCREÍBLE escena post-créditos en R&F5 con el personaje de Eva Mendes de R&F2 sorprendiéndose con el regreso de entre los muertos de la mujer de Toretto…). Y la pieza fundamental que ayudó a este viraje fue la introducción de Dwayne “no me llamen mas La Roca” Johnson, una montaña de carne, esteroides y sobre todo mucho carisma.

La marca de las llantas

En este caso asistimos a su merecido spin-off, pero aderezado con la genial introducción de otro personaje (que cómo en los comics) pasó de la villanía al lado más heroíco… estamos hablando de Deckard Shaw (Jason Statham), un personaje que entró a la saga para vengar a su (no tan) fallecido hermano y que fue mutando hasta salvar al SPOILERS hijo de Toretto en R&F8.

Hobbs & Shaw es entretenimiento puro y duro, junto con Misión Imposible es parte de ese engranaje perfecto entre una historia simple pero bien ejecutada, personajes con carisma y mucha sabiduría en el uso de la cámara para las escenas de acción. La excusa: hace acto de presencia una nueva hermana (esto ya parece la familia de Freezer de Dragon Ball) Shaw: Hattie, interpretada por Vanessa Kirby; ella se alejó de su familia luego de creer que su hermano era un traidor y se puso a trabajar para el MI6. Lamentablemente, se cruza con un virus letal, que una empresa maquiavélicamente diabólica Eteon (que tiene una agenda entre la ya nombrada MI y James Bond) está buscando. Ella tiene que inyectarse el virus y escapar, siendo acusada injustamente de traidora. Eteon se dedica a modificar genéticamente a los seres humanos hasta lograr al “Superman Negro” (esto no es un pensamiento personal, así se lo nombra en la película), Brixton, interpretado por Idris Elba, que tiene un pasado con Deckard Shaw.

¿El resultado? Hobbs y Shaw tienen que unir fuerzas para encontrar a la hermana perdida, detener el apocalipsis virósico, recorrer el planeta, de vez en cuando subirse a un auto, y sobre todo llenar de carisma, humor y el concepto “familia” todo el metraje que sea posible. Suena como si fuese una de R&F, porque básicamente lo es.

Cuerpos gigantescos, corazones también

Además de grandes escenas de acción y un evidente cambio de paradigma hacia algo mas superheroíco, Hobbs & Shaw sorprende por un par de cameos geniales de personajes/actores que merecen mantener el secreto para que te sorprendas en la sala. No los busquen, no indaguen en IMDB, son dos personajes que ofrecen un par de escenas que sacan sonrisas y que se agradecen en tiempos de sobre-información y spoileo.

El corazón también es parte de esta franquicia, y así como la familia Toretto, una nueva se comienza a formar: Hobbs vuelve a sus raíces, luego de alejarse y separar a su hija de su abuela y tío, mientras que Shaw busca satisfacer a su madre (la gran Helen Mirren) y volver a unir a los hermanos.

Rápidos y furiosos – Hobbs & Shaw es un espectáculo pochoclero a 300 km/h, cargado de acción, comedia y carisma, que aprovecha los recursos actorales para explotarlos al máximo en el lugar donde se sienten más cómodos. Es otro peldaño de esta escalera que parece infinita llamada Rápidos y Furiosos.