Rápidos y furiosos 7

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Y la banda siguió tocando

Pese a la muerte de Paul Walker (Brian), el nuevo capítulo de la saga se terminó, con un final emotivo.

Desde hace varios años, y habría que empezar a hilar muy fino para saber con qué película se inició, muchos tanques de Hollywood -no todos- tienen una estructura que los soporta. Los guionistas elaboran escenas, que incluyen peleas y persecuciones, se busca una excusa argumental y se une todo. Se denomina patchwork, porque viene del mundo de las manualidades, y consiste en unir diversas telas y crear nuevas prendas, principalmente mantas y colchas.

Y así también, en algún instante Ethan Hunt (Tom Cruise en Misión: Imposible) pasó a ser algo así como James Bond, pero con acompañantes. El agente ya no viaja solo por el mundo. Y en algún otro momento esta otra saga, la de Rápidos y furiosos, comenzó a tener semejanzas con la de Cruise. Hay un protagonista -Dominic Toretto aquí tiene preponderancia-, pero el sentido de pertenencia de la banda de automovilistas de Rápidos... es troncal.

Para los fans de Toretto y Brian, el personaje que compuso Paul Walker y que dejó inconcluso en esta séptima entrega al morir, paradójicamente, en un accidente automovilístico cuando promediaba el rodaje, no hay mayores novedades. Ni en los personajes, ni en el esquema de la trama, ni en el aspecto visual. Luego de la 6 que, es probable, cada uno tendrá su favorita, fue la mejor de la saga, ahora tomó el volante James Wan, el director y creador de la primera El juego del miedo y realizador de El conjuro. Pero a no temer que no transformó a Rápidos... en una de terror sobre ruedas. Sincero fan de los personajes, a Wan le tocó el desafío de despedir a Brian, y lo hizo verdaderamente muy bien.

Nadie puede extrañar a Brian/Walker, porque en la película está como tiene que estar -los planos de su hermano menor Cody, que lo “reemplazó”, han de ser los del final, y los de cierto atentado al comienzo- y el homenaje de los minutos finales es ciertamente emotivo.

Antes, en la historia aparece Deckard (Jason Statham), que quiere vengar a su hermano y por eso planea aniquilar a Toretto y compañía. El filme tiene mucha acción, muchos viajes, muchos gags y muchos hechos ridículos, pero bueno, en tren de la diversión aquí hay semáforo verde para todo.