Rápidos y furiosos 7

Crítica de Mariano Ojeda - Loco x el Cine

Un nuevo capítulo de la saga Rápido y Furioso llegó a la salas de todo el mundo y antes de su estreno el éxito en la taquilla estaba asegurado. No solo por la cantidad de fans que tiene alrededor del globo, sino por el dinero que había recaudado solo en la venta de anticipadas. Aquí en Argentina, más allá de que en los primeros cuatro días de estreno no se iba a poder comprar entradas con ninguna promoción, el número fue abrumador: 788 mil espectadores en solo tres. Hasta este punto, ninguna novedad en el terreno comercial, en ese aspecto “el partido se había ganado desde el vestuario”.

Lo que si fue revelador y noticioso es el ascenso en calidad, tanto narrativo como visual, que se va dando secuela a secuela. La historia de Dominic Toretto (Vin Diesel) y su familia, porque así le gusta llamar a sus socios y amigos, suma condimentos en cada nueva entrega. En el año 2006, por darle una exprimida más a esta franquicia que parecía extinguirse, Justin Lin dirigió la tercera entrega con nuevo protagonista y en otro continente. Si bien fue la más carente de emoción y entretenimiento, el haber variado algunos factores generó un cambio de aire y nuevas ideas. La renovación estaba por llegar y director que se haría cargo de los tres episodios siguientes de la saga, tenía pensado grandes historias para las próximas secuelas. Si hasta filmó una muerte que es el eje central de esta última.

Con la introducción de diferentes escenarios y nuevos personajes a lo largo de las siete entregas, la trama fue mejorando, no solo porque había más personajes para desarrollar sino porque las misiones, aunque rozando lo inverosímil, crecieron en complejidad y le dieron un tinte James Bond por momentos y Misión Imposible por otros, algo impensado en las dos primeras cintas. El caso de Dyawne Johnson (más y mejor conocido como The Rock), Elsa Pataky, y los que ya no están pero que si participaron en más de un film, Sung Kang y Gal Gadot, son parte de la expansión del universo de Rápido y Furioso.

Furious 7

En el caso de la séptima, la incorporación de Jason Statham como el implacable Deckard Shaw, ex asesino a sueldo entrenado por los servicios secretos que viene a vengar a su hermano, el villano de la entrega anterior interpretado por Luke Evans, aporta escenas de altísimo despliegue físico, un denominador común en la mayoría de sus papeles, pero a la vez un rival a la altura del grupo protagónico; un asesino sin escrúpulos, un fantasma difícil de confrontar. Otra buena incorporación fue el caso de Kurt Russell, ícono del cine de tiros y explosiones, que encarna a un misterioso agente que les brindará ayuda para vencer al enemigo de turno, pero si a cambio rescatan a Ramsey, una hermosa hacker que tiene acceso a un programa único capaz de monitorear cualquier dispositivo electrónico. Nathalie Emmanuel, conocida por su actuación en Game Of Thrones como la asistente personal de la Khaleesi, se pone en la piel de Ramsey y se suma a la familia de Toretto, por lo menos en este film. Ojalá la morocha continúe. La misión los llevará por locaciones exóticas, rutas de complicada trayectoria, y a enfrentar nuevos enemigos como el terrorista que interpreta Djimon Hounsou (Diamantes de Sangre, Guardianes de la Galaxia) que poco miedo impone con sus apariciones en comparación con el personaje del pelado Statham.

Con un nuevo director, el malayo James Wan, de conocida trayectoria en el cine de terror pero también en acción con el film Sentencia de muerte, protagonizado por Kevin Bacon, poco hay para quejarse y mucho para disfrutar en Rápidos y Furiosos 7. Dos puntos a favor para el cineasta que viene de brillar en el cine de terror con El Conjuro, entre otras. El primero es como aumentó en intensidad la historia de amor entre Dom y Letty (Michelle Rodriguez), algo que había quedado inconcluso en el anterior film y que ameritaba una vuelta de tuerca más. El segundo es como distribuye el tiempo para que todo sea atractivo: autos, carreras, pelea, explosiones, tecnología y humor, todo en su justa medida. Dos horas y un poco más que pasan volando, donde el director supo no alejarse de los orígenes y darle vuelo propio a las historias nuevas.

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Para finalizar, Rápidos y Furiosos 7 es una película que mantiene la temática autos/códigos callejeros/familia, el humor, el goce visual en hermosas y esculturales mujeres,y en atractivos caballeros que se baten a golpes con sus grandes músculos, autos lujosos y, sobre el final, una emotiva carta de despedida para Paul Walker. El actor, fallecido el año pasado antes de terminar el rodaje, recibe un homenaje hermoso, artístico, para las lágrimas. El director pone todo y Vin Diesel se luce con su sentida actuación, regalándole una cálida despedida a su amigo y compañero de estos últimos catorce años.