Rápidos y furiosos 7

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

Ni la muerte los separa... (El largo adiós)

“Las excusas no se filman”, es una de las máximas del negocio cinematográfico. Sin embargo, teniendo en cuenta que uno de los dos protagonistas de Rápidos y furiosos 7 (Paul Walker) se murió en medio del rodaje, hay algunos atenuantes para ciertos problemas que aparecen durante esta nueva entrega de la exitosa (y muy divertida) saga.

Sólo las proezas técnicas de la industria de Hollywood en materia de efectos visuales permitieron maximizar lo poco que Walker había filmado antes de su accidente fatal, aprovechando también tomas descartadas de las películas anteriores y otras nuevas que se hicieron con su hermano gemelo Cody como “doble de cuerpo” e incorporándole luego el rostro de Paul.

Se entiende, por lo tanto, que el personaje de Brian O'Conner (Walker) tenga esta vez menos presencia que en los films previos, que sean Dominic Toretto (Vin Diesel) y Letty (Michelle Rodriguez) quienes carguen la trama sobre sus espaldas. No se comprende, en cambio, por qué el Hobbs de Dwayne Johnson tiene aportes importantes al comienzo y al final pero desaparece en el resto de la película o por qué hay dos malvados: uno con mucho desarrollo y posibilidad de lucimiento en el terreno físico (el gran Jason Statham) y otro que es poco menos que una figura decorativa (Djimon Hounsou).

¿Eso quiere decir que Rápidos y furiosos 7 es una película fallida? Para nada. Simplemente se nota el “cortar y pegar”, el pastiche, el collage un poco desprolijo, el rompecabezas en el que no todas las piezas encajan. Como compensación tenemos no sólo a Statham sino también a un hilarante Kurt Russell, que parece salido de una película clase B a-lo-Carpenter.

Es cierto que el malayo James Wan (realizador de la notable El conjuro) no es tan virtuoso ni parece comprender del todo la esencia de la franquicia como el taiwanés Justin Lin (responsable de cuatro entregas), pero lo suyo es más que digno y con algunas set-pieces (la Ferrari volando entre edificio y edificio y edificio de Abu Dhabi) realmente formidables.

Que la película es grasa, absurda, ridícula… Sí, y a mucha honra. Que las chicas en bikini o las exhortaciones familieras de Toretto a esta altura se repiten demasiado, también. Pero para quienes vimos (más de una vez) las películas de la saga durante 15 años, hay un territorio tan conocido como disfrutable. Verdadero cine popular.

ATENCIÓN: PEQUEÑO SPOILER

Y, aunque por momentos está demasiado cerca del golpe bajo, uno no puede dejar de llorar durante los últimos cinco minutos concebidos en directo homenaje a Walker. La toma aérea cenital del final con los dos autos yéndose por diferentes caminos tiene un hermoso poder simbólico y lírico. Adiós, Brian…