Rango

Crítica de Pablo Martinez - Qué se puede hacer...

Flik + Mr. Fox + homenaje a Blondie = Rango

Dicen que las viejas fórmulas nunca fallan. Lo cierto es que parece que sí. Rango (2011) es un mejunje de ideas sacadas de películas animadas exitosas, o cuando menos originales. Estamos hablando de pequeños matices o detalles que hicieron a un todo en los títulos que pronto citaremos, que los destacaron como films de culto.

Se trata de A Bug's Life (1999) y The Fantastic Mr. Fox (2009): por un lado tenemos la esencia argumentativa de la segunda cinta de Pixar, y por otro las caracterizaciones del último film de Wes Anderson, ligado a lo grotesco y lo feo como intentos de emparejamiento con la noción de común.

Rango falla por predecible -aún cuando esas lechuzas, que tranquilamente pueden pasar por los ratoncitos de Babe (1995), insistan con el hecho de que el protagonista se termina muriendo-, por una trama acartonadísima, que se mezcla como un verdadero forastero en un claro y decente intento de originalidad estética, apoyada en la colaboración del mítico Roger Deakins en la supervisión cinematográfica de las animaciones y su puesta en escena tipo western.
Lo único rescatable es el intento de reivindación de aquel género, con su súmum en el personaje del Espíritu del Oeste, que -damas y caballeros- es nada menos que Clint Eastwood haciendo de Blondie en Il buono, il brutto, il cattivo (1966).

La cinta experimenta, prueba por aquí, por allá, y no encuentra su lugar en el mundo. El protagonista, ese camaleón tan perturbador como para la imagen de un personaje principal en un film que ¡pretende ser para niños!, tranquilamente puede ser un fiel reflejo de la película en general. Rango -título y personaje- no sólo no se decide entre el público infantil y el adulto, sino que apuesta al shock visual como elemento de originalidad, como la innecesaria aparición de Roadkill, el puercoespín que aparece casi partido al medio en plena autopista.

Ni por sus idas y vueltas, ni por su intento de comedia negra, ni por la calidad de la animación: nada justifica soportar las impresiciones e indecisiones de una película semejante. Por su obviedad narrativa, por su cliché llamado Johnny Depp (actor que, lamentablemente, si no elige mejor sus papeles se viene en picada), y por su casi-plagio a caracterizaciones como el topo ladrón (un auténtico 'choreo' al film en stop motion de Anderson) o el mismo protagonista, que tranquilamente podría ser Flik de A Bug's Life, no vale la pena gastar tiempo y dinero en Rango.