Ramón Ayala

Crítica de Jonathan Plaza - Función Agotada

Retrato de un poeta

Luego de terminada la gira de festivales, se estrena en salas comerciales Ramón Ayala, opera prima de Marcos López. El film fue estrenado en el BAFICI del 2013 en donde ganó el Premio del Público a Mejor Largometraje Argentino.

En aquel estreno recuerdo la sorpresa de los espectadores que no conocían del todo la obra de Ayala y la sorpresa de aquellos que nos encontrábamos, tras la imponente figura del poeta, con Marcos López, fotógrafo consagrado y director de esta, su primera película.

Ramón “El Mensu” Ayala más que un cantante-poeta es un lugar. Él no introduce al oyente en espacios surrealistas, él es el espacio mismo, inundando de selva y monte los lugares a donde su voz se propague. Marcos López se propuso contar la historia de este hombre y con ella la de su hábitat. Un lugar misterioso, donde los colores Pop abundan y donde la figura del yaguareté predomina en toallones y acolchados como advertencia.

El espacio está construido por el director en forma milimétrica y evoca más a un estado espiritual que a una geografía.

Es difícil distinguir lo real y lo mágico en las letras de Ayala de la misma manera que lo es diferenciar ficción y documental en la férrea puesta en escena que el director propone. Es incómodo y a la vez hipnotizante pararse delante de una fotografía de Marcos López, sus personajes nos miran directamente y algunos hasta parecen estar planeando algo contra nosotros. Ese mismo espíritu transmite el film con la elección del arte, sus colores, los planos y el montaje que sirven como marco para que El Mensú hable y cante.

Ayala es dueño del relato de su pasado mientras que su legado se testimonia a través de músicos, amigos, vendedores callejeros y publicistas que sólo parecen tener en común su profundo amor por la música del poeta del Alto Paraná. Con estos elementos, misteriosos, irracionales y oníricos Lopez va construyendo progresivamente la figura del poeta.