Rambo: Last Blood

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

La saga de John Rambo, ese valiente ex combatiente de Vietnam que cuando regresó a su tierra un sheriff (Brian Dennehy) lo tenía a maltraer, es de las pocas que no solamente sobreviven décadas sino que terminan convirtiéndose en un mamotreto de sadismo y violencia.

Ahora, 37 años después, el ex Boina verde tiene que enfrentarse, solito y solo, a decenas de hombres con armas de todo tipo y color. No sólo para sobrevivir, sino -antes- para rescatar a una joven víctima de una trata de mujeres… en México.

Porque John estaba muy apacible en su rancho, cerca de la frontera con los mexicanos -que, como todo el mundo sabe si ve las películas de Rambo, si son extranjeros, son malos- cuando la nieta de María (Adriana Barraza, candidata a un Oscar por Babel, desperdiciada en su papel) desaparece. La joven nunca entendió por qué su padre las abandonó a ella y a su madre, así que cruza la frontera antes de que Trump levante un muro, lo ve, se desilusiona y cae, a su pesar, en manos de los delincuentes.

Rambo, que ya se verá para qué está construyendo unas cuevas subterráneas entre que sale a pasear con su caballo, no lo piensa dos veces. Bah: Rambo nunca parece que piense demasiado. Va, los malos lo reciben con los brazos abiertos -le dan una golpiza de aquéllas- y como algo seguramente termine mal, John querrá vengarse.

Los últimos veinte minutos son de una violencia gratuita -al margen del precio de la entrada- y un mal gusto que sólo es comparable con lo que sucedía en Rambo IV.

Adrian Grunberg fue director de Vacaciones explosivas (2012), con su amigo Mel Gibson, quien lo había tenido como su asistente de dirección en Apocalypto. Y está claro que Sly, que no sólo protagoniza sino que es productor, eligió bien al realizador para su propósito: sangre, órganos y vísceras saltando a cámara que terminan muy por arriba de la lucha de un hombre solitario en contra de la injusticia.

Con el título de Last Blood -la primera Rambo en realidad se titulaba First Blood-, uno supone que ésta es la última, la definitiva. Pero vean el final y a ver quién se pone una mano en el corazón y afirma que lo será. Con Rambo, como con Rocky, como con Stallone, nunca se sabe.