Rambo: Last Blood

Crítica de Jorge Bernárdez - Subjetiva

“Rambo: Last Blood”, de Adrian Grunberg
Por Jorge Bernárdez

John Rambo volvió a su hogar hace unos ocho años, después de haber pasado por distintas situaciones desde aquella primera película, en la que era un perturbado ex combatiente de Vietnam sembraba el caos en un pueblito de los Estados unidos por el que apenas pretendía pasar. Tras ese incidente que dejó al lugar derruido y algunos integrantes de la fuerzas de seguridad abatidos por el comando -creado por David Morrell para la novela “Primer sangre”-, la historia de Rambo tuvo un cambio y pasó a trabajar de manera encubierta para su superior en la guerra. Así volvió a Vietnam para rescatar prisioneros y ganar él solo la guerra que los cobardes políticos empujados por los pacifistas y un montón de gente sin empuje habían perdido. Después estuvo por el conflicto de Medio Oriente apoyando los luchadores por la libertad en contra de la Unión soviética que años después conoceríamos en la vida real como ISIS, bueno no se puede estar en todo y John no era de leer mucho sobre política internacional. Luego estuvo en un monasterio oficiando de monje shaolin o algo así. En la cuarta película, lo vimos entrar a territorio hostil para rescatar un grupo de voluntario pacifistas y después de dejar un reguero de sangre y destrucción, el héroe daba la media vuelta y se iba al rancho de la familia. Así llegamos al quinto episodio de la saga que llegó a las salas argentinas y que nos muestra a un Rambo integrado a su comudidad y que es capaz de sacrificarse en el medio de una tormenta espantosa para rescatar gente. Bueno no todos pueden ser rescatados y eso se ve en los primeros minutos, pero si vas a morir en una tormenta lo mejor es que sea John Rambo el que intente rescatarte. El asunto es que el muchachote vive en esa finca familiar junto a la señora que lo ayudaba al padre y la nieta de esta. Los tres han conformado un grupo familiar a su estilo y Rambo ha ocupado el lugar del padre de la chica, un padre un poco a la antigua y algo bestial pero aun padre al fin, uno mejor que el padre real que la abandonó y no quiere saber nada de nada de Gabrielle.

Al rato de empezada la película, veinte minutos en los que no pasa demasiado, Gabrielle les tira a Rambo y a la abuela que se va a México, que una amiga que se fue para allá dice que vio al padre y que la puede conectar con él. La abuela pone el grito en el cielo y le dice que la amiga esa es una buena para nada, Rambo le recuerda que el padre es un delincuente y la chiquilina parece entrar en razones, pero por suerte para todos y sobre todo para el espectador que ya empieza a bostezar viendo al nuevo Rambo bucólico la borrega se va a México. Por supuesto las advertencias eran certeras y la chica en México es traicionada por la amiga que la vende a un grupo narco que recluta mujeres para hacerlas trabajar en sus piringundines o vendiendo drogas o las dos cosas. La abuela se inquieta, Rambo se calienta y se va para México, y una vez en territorio enemigo encuentra a una periodista independiente interpretada por Paz Vega (una actriz española que hace de mexicana) y le logra saca algo de información, pero no importa mucho porque la periodista está nada más que para ayudarlo una vez que los narcos lo muelan a palos. La banda está comandada por dos hermano muy malos interpretados por dos actores… españoles (¿?). Rambo es aporreado pero igual rescata a Gabrielle luego romper varias extremidades y de matar a varios narcos. Vuelve al rancho pero sabe que no los van a dejar tranquilo y en lugar de quedarse en Mexico tomando tequila, vendiendo droga y teniendo orgías con las mujeres prisioneras en sus prostíbulos, deciden ir a Estados Unidos para vengarse de haber perdido una prisionera. Rambo arma en uno túneles que tiene en su finca -túneles muy onda vietcong- y entonces llegan los narcos y empieza una verdadera orgía de sangre, con cráneos partidos al medio, machetazos, tiros y explosiones.

Rambo Last Blood está lejos de ser la mejor de las cinco películas de la saga pero tampoco es el desastre que los flojos que comentan cine en otros países están diciendo que es. Para los que siguen a Rambo desde el principio en que terminaba gimoteando y largando mocos, hasta esta etapa hogareña en el siglo XXI, esta entrega dura menos de 90 minutos y muestra a un Stallone que sabe de que se trata Rambo: violencia, algo de patriotismo rancio, un poco de racismo pero todo eso aplicado a una buena causa. Si les gusta este cóctel que Stallone agita y sirve desde los ochenta, no se pierdan esta entrega, que quizás sea la última aunque eso no queda muy claro. Una cosa más, no se levanten de la butaca hasta el final.

RAMBO: LAST BLOOD
Rambo: Last Blood. Estados Unidos, 2019.
Dirección: Adrian Grunberg. Guión: Sylvester Stallone y Matthew Cirulnick. Elenco: Sylvester Stallone, Paz Vega, Yvette Monreal, Óscar Jaenada, Sergio Peris-Mencheta, Adriana Barraza, Louis Mandylor, Joaquín Cosio, Sheila Shah, Jessica Madsen. Producción: Les Weldon, Steven Paul, Kevin King Templeton, Yariv Lerner y Avi Lerner. Distribuidora: BF + París Films. Duración: 101 minutos.