Rambo: Last Blood

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

La quinta entrega de la franquicia Rambo, protagonizada por Sylvester Stallone, encuentra al personaje alejado de los conflictos bélicos - Vietnam, la Unión Soviética- y refugiado en un rancho de Arizona donde intenta recuperarse de sus pérdidas, heridas y miedos. 

Con la compañía de María -Adriana Barraza- en los quehaceres diarios y de su nieta Gabrielle -Yvette Monreal-, una suerte de sobrina postiza, este "lobo solitario" intenta encontrar la paz que tanto buscó. Sin embargo, cuando Gabrielle cruza la frontera a México en busca de su padre, es captada por una red de prostitución y drogas, y Rambo enciende sus antiguas tácticas de combate y supervivencia para rescatarla.

Con el eco de Búsqueda implacable, Rambo: Last Blood es un relato crepuscular en su primer tramo, con su tono melodramático y de recomposición familiar, que deja lugar para la acción despiadada en su parte final. El rancho se convierte en el epicentro de la emboscada preparada para enfrentar al enemigo.

Más cerca del "gore", la película resulta esquemática pero no por eso menos efectiva aunque no alcanza los picos de las entregas anteriores. El escenario es otro, el conflicto es menor y la visión sobre la xenofobia y el racismo contra los mexicanos acompaña el panorama politico actual de los Estados Unidos.

La sensación de peligro está presente y todo se adivina con anticipación para ubicar a su estrella máxima en el ojo de la tormenta. La trama incluye a una periodista que aparece -Paz Vega- en el momento y el lugar indicado para ayudar al héroe en cuestión aunque después su personaje se desdibuja sin mayores explicaciones.

Como en cualquier propuesta de acción, está presente el ejército de villanos -muy despiadados- liderados por los hermanos Martínez -los españoles Sergio Peris-Mencheta y Óscar Jaenada, quien encarnó a Luisito Rey en la serie Luis Miguel-.

El director Adrian Grünberg acumula cuchillazos, decapitaciones, tiroteos y explosiones en esta última entrega impulsada por el personaje emblemático de los ochenta que Stallone tan bien supo acuñar a lo largo de los años. Para aquellos que busquen acción, la trampa está preparada y a la espera de sus presas. Y durante los créditos hay imagenes de los filmes anteriores a modo de despedida...