Rambo: Last Blood

Crítica de Enrique D. Fernández - HaciendoCine

El último soldado

Pasaron más de diez años para que Sylvester Stallone finalmente decida retomar una de las franquicias de acción más importantes de todos los tiempos, protagonizada por otro de sus icónicos personajes. “Rambo: Last blood” es la quinta entrega del héroe bélico que ya lleva más de 35 años luchando en diferentes partes del mundo. En esta oportunidad la trama se aleja de los combates en territorios hostiles como Birmania o el rescate de soldados prisioneros en Vietnam para reducir todo a una simple película de venganza.
En “Rambo: Last blood” nuestro veterano de guerra sigue lidiando con sus conflictos del pasado mientras convive en un rancho con una adolescente a la que ayudó a criar, quien durante un viaje a México es secuestrada por una red de prostitución clandestina. A partir de este suceso, Rambo deberá una vez más hacer uso de sus tácticas de combate para cruzar la frontera y enfrentar a los captores de la joven. Aunque a diferencia de las últimas entregas, donde la acción ocupaba gran parte del relato, esta vez el desarrollo de la historia busca explorar el costado más humano del personaje.
Al momento de su estreno en los Estados Unidos, la película causó cierto revuelo entre la prensa especializada, acusando a Stallone de promover una postura a favor de las políticas de Donald Trump contra el pueblo mexicano.
Lo cierto es que “Rambo: Last blood” es una nueva excusa para que los fanáticos de la saga puedan reencontrarse con su máximo ídolo; y si bien la propuesta no se destaca frente a otros exponentes del género, la sola presencia de la estrella y las escenas finales donde se desata una carnicería altamente placentera, son motivos suficientes para justificar el precio de la entrada.

Por Enrique D. Fernández