Raídos

Crítica de Jorge Grez - El rincón del cinéfilo

Intensa narración sobre un duro presente que vive anclado en el pasado

El proyecto de “Raidos”(1), la ópera prima de Diego Marcone, nacido y criado en Buenos Aires, surge a partir de que la socióloga María Luz Roa había realizado una profunda investigación sobre la “tarefa” (2) para su tesis de doctorado, propuesto por ella al porteño egresado de la carrera Diseño e Imagen de Sonido en la UBA, como motivo de su primer trabajo para el cine. A propósito de ello Marcone reflexionó: “Mi primera reacción fue escéptica, por ser alguien de una ciudad. Y me preguntaba que tendría para contar de una realidad tan distinta a la mía como es la de Montecarlo, en Misiones”, Para ejemplificarlo se dijo: “Si me ponían dos plantas delante y me preguntaban cuál era la de la yerba, no iba a tener idea” Para finalmente viajar a Montecarlo para filmarla.
Argentina produce el 60% del total mundial de yerba mate, y el 90% de esa producción está concentrada en la provincia de Misiones. Los barrios que rodean la ciudad de Montecarlo están compuestos casi en su totalidad por familias de cosechadoras de hojas de yerba mate, conocidos como tareferos. Es un empleo en negro y esclavo, viviendas precarias, falta de acceso a los servicios básicos, trabajo infantil y otras problemáticas que soportan de forma cotidiana los cosechadores. La tarefa se considera la peor ocupación que pueda tener una persona, y la época de cosecha se extiende de abril a agosto, el resto del año sus vidas dependen de changas y algunos planes sociales. En buenas cuentas es una industria que funciona en base a la pobreza.
Marcone decide seguir en su realización a un grupo de jóvenes que incluso hablan guaraní: Darío “Piquillo” Lemos, Sergio “Tapiti” Correa, Mauro Lemos y Walter Lemos, quienes heredaron el trabajo de otras generaciones, y expone sus dificultades. Cada uno tiene su historia, pero hay algo que ellos tienen en común: conocen la tarefa desde niños, criarse en un entorno de pobreza, por no decir miseria, y verse obligados a abandonar los estudios para comenzar sus vidas de trabajadores, entre los 12 y 16 años, para subir cada mañana a los camiones que los transportan a los yerbales. La yerba mate se alimenta de cuerpos jóvenes a los cuales que, una vez curtidos, desgastados y dañados, los arroja cuando dejan de ser productivos.
Un excelente montaje logra darle a la película, una narración sólida, reveladora y sobretodo emocionante. Un guión que se fue adaptando a las realidades de sus participantes, logrando que el documental se sienta como en primera persona, no algo visto desde afuera, y lograr que: detrás de nuestro mate diario, hay un mundo laboral precarizado y discriminado, de familias enteras explotadas en condiciones paupérrimas.
Dicho esto no para sentirnos mal, sólo para ser un poco más solidarios con quienes nos posibilitan el placer de disfrutar de ese producto brindado por la tierra generosa.
Ana Cubillas además de tarefero es secretaria del Sindicato Único de Obreros Rurales (Suor) de Misiones, al refiere al pago de salarios a tareferos, comenta: “Con bonos de comercios que son propiedad del mismo patrón que los contrata, entre varias violaciones a los derechos laborales de los trabajadores del campo no sólo en esa provincia sino en todo el país. El Registro Nacional de Trabajadores Rurales y Agrarios (Renatea) fue disuelto por decreto en octubre, y también se esfumaron las funciones de control sobre la actividad. No sólo nos pagan en bonos, volvieron las carpas negras, no hay más transporte y viajamos de nuevo en los camiones arriba de la cosecha”.
A pesar de la repercusión mediática que tuvo un reciente programa televisivo que mostró esa realidad, preparan una denuncia judicial porque “acá los empresarios que pagan con bonos pasaron de tres a cinco, como si pretendieran redoblar la apuesta y nada les importara”
En la localidad misionera de Andresito en lugar de dinero de curso legal reciben unos tickets que sólo sirven para comprar comida y algún tipo de ropa, por ejemplo, en un comercio propiedad del empresario Zimmerman, a su vez dueño de un importante secadero de yerba. “igual no alcanzaría para nada más porque nos pagan menos que el salario mínimo, y sí, estamos como La Forestal de 1920”..
Viendo “Raídos” me vino a la memoria la producción de ficción “Prisioneros de la tierra” (1939), de Mario Sófici, protagonizada por Francisco Petrone, Ángel Magaña y Elisa Gálvé, con guión de Ulyses Petit de Murat y Darío Quiroga, basado en varioscuentos de Horacio Quiroga, una narración sobre la explotación de los trabajadores (Mensú) de la yerba mate en Misiones. Mensú era el: nombre que recibía el trabajador rural de la selva, en la zona de Paraguay y en las provincias de Corrientes y Misiones, al que se le imponía regímenes de trabajo forzado en condiciones de esclavitud.
Pareciera que se tratase de algo de un lejano ayer imposible de repetirse, pero lamentablemente, transcurridas tantas décadas, con tantos gobiernos nacionales y locales de los más diversos signos políticos que se fueron sucediendo desde entonces, la realidad nos enfrenta con un pasado-presente que, más allá del progresismo y los desarrollos científicos, técnicos y sociales que siguen vivitos o coleando en el siglo XXI
(1) Raídos: Atado, aproximadamente de 100 kilogramos, de hojas verde de yerba, cosechada y embalada en tela de arpillera.
(2) Tarefero: Trabajador rural que cosecha la yerba mate, generalmente trabajo no registrado, sin cobertura social, sin aportes jubilatorios. Para considerar una buena jornada (18 horas) se debe cosechar 1.000 kg. Cantidad que muy pocos alcanzan. Las mujeres logran unos 300 kg. por día y los hombres unos 800 kg. diarios.