Quizás hoy

Crítica de Rocío Belén Rivera - Fancinema

LA SOCIEDAD DE LA RUTINA

La vida en las ciudades, y en las afueras también, por lo general termina siendo una rutina que se sucede día tras día. Te levantás, trabajás o estudiás, haces algún tipo de actividad, tenés una vida social y/o amorosa que mantener, volvés, te acostás y descansas, y al otro día, exactamente lo mismo. Sobre la toma de conciencia del ritmo de vida de las sociedades modernas reflexiona Quizás hoy, una película escrita, dirigida y protagonizada por Sergio Corach.

El film presenta la historia de Miguel, un treintañero que trabaja en un estudio jurídico y quien nada lo apasiona. Él sigue la rutina del día a día, algo que empieza a calarlo desde su interior. Entonces, su psicoanalista le recomienda que anote en un cuaderno todos sus pensamientos durante el día, todas aquellas emociones que le vayan surgiendo a lo lardo de sus jornadas laborales. Es así como Miguel comienza una profunda reflexión sobre las cosas más nimias de la nuestra cotidianidad: andar en bicicleta, cruzarse en el ascensor siempre a la misma chica, trabajar, la hora del almuerzo, etcétera. Esta toma de conciencia de las acciones más automáticas que tiene la cotidianeidad de los días, lo lleva a Miguel a, de un momento para otro, intentar cambiar todo aquello que no lo conforma: su trabajo, lo que le gusta, su veta amorosa. Para ello, se sirve de la espontaneidad del momento, aprovechando las oportunidades que surgen, lo que lo lleva a vivir cosas nuevas e interesantes.

Quizás, hoy se presenta en blanco y negro, lo que logra generar unas hermosas postales de la Capital Federal, además de otorgarle al film un dejo nostálgico, quizás por la vida que nuestro protagonista está dejando atrás. Al mismo tiempo, sus pensamientos son transmitidos al espectador por una voz en off que nos informa paso a paso lo que va sintiendo nuestro héroe en su recorrido transformador. Los personajes secundarios que aparecen complementando la acción de nuestro protagonista, no llegan nunca a adquirir roles en completud, ya que sus apariciones son esporádicas y rápidas, solo sirven para avalar el avance de la acción de nuestro héroe.

Surge de esta forma una paradoja que deja al espectador pensando: ¿elegimos realmente la forma en que vivimos o es el sistema económico social que mantiene en movimiento al mundo en el siglo XXI el que la elige por nosotros? ¿Todo es casualidad, eventualidad o causalidad? Pregunta que se hace Miguel, pero sin llegar a encontrar una respuesta.