Quiero matar a mi jefe

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

La venganza en clave cómica

Siguiendo la línea de ¿Qué pasó ayer?, esta comedia de estilo verborrágico y cargada de torpezas y chistes sexuales, ofrece un planteo interesante: tres amigos contratan a un hombre (Jamie Foxx) para eliminar a sus respectivos jefes.

Este es el punto de partida de Quiero Matar a mi Jefe (Horrible Bosses), una comedia con enredos y vueltas de tuerca. Si bien es cierto que la primera parte funciona mejor que lo que viene después, el humor dice presente de la mano de tres empleados atormentados por sus superiores.

Nick (Jason Bateman) hace buena letra con Harken (Kevin Spacey, raro verlo en una comedia) para que lo nombre vicepresidente de la empresa. Tampoco la pasa bien Dale (Charlie Day), el asistente de la odontóloga Harris (Jennifer Aniston), una sexópata que lo somete a diario, al igual que a sus pacientes. Y el triángulo se completa con Kurt (Jason Sudeikis, el de Pase Libre), el contador que debe lidiar con Bobby (Colin Farrell en una notable transformación), el hijo adicto, descontrolado y discriminador que ocupa el lugar de su padre en la empresa cuando éste muere sorpresivamente (una corta participación de Donald Sutherland).

Las cartas están sobre la mesa y los personajes se ven envueltos en una catarata de confusiones cuando deciden "sacarse de encima" a las personas que los atormentan en sus obligacionbes diarias.

El film de Seth Gordon despliega una idea vista hace años en Nine to Five, que protagonizaron Dolly Parton, Jane Fonda y Lily Tomlin. Los gags dan en el blanco (cuando el trío comienza a investigar a sus presas) en este entretenimiento ágil y sin demasiadas sorpresas que también incluye una mención a Extraños en el tren, de Alfred Hitchcock.