Quiero matar a mi jefe 2

Crítica de Leonardo González - Río Negro

Quiero matar a mi jefe 2: risa asegurada

En 2011 se estrenó en la pantallas de los cines la muy divertida película "Quiero Matar a Mi Jefe". El film contaba cómo Nick (Jason Bateman), Kurt (Jason Sudeikis) y Dale (Charlie Day) -tres amigos que compartían la misma desgracia: jefes insoportables- se ponían de acuerdo en una noche de borrachera para matar a cada uno de sus malvados patrones. Nada, pero nada, salía como lo planeaban y todo derivaba en situaciones bastante jocosas.

El largometraje era mordaz, con un guión inteligente y varios gags inolvidables, además que contaba con un reparto por demás envidiable. A los mencionados protagonistas se les sumaban Kevin Spacey, Jennifer Aniston, Colin Farrel, Jamie Foxx y Donald Sutherland, entre otros. Tres años después llega su secuela y, a diferencia de muchas otras, es totalmente bienvenida.

Nick, Dale y Kurt se cansaron definitivamente de que alguien les dé órdenes, así que deciden convertirse en sus propios jefes. Dale tiene una brillante idea con la que pueden hacer mucho dinero y crear su propia empresa, pero para eso necesitan inversores.

Los tres se presentan en un programa de televisión y presentan el proyecto: un aparato que al mismo tiempo que la persona se ducha también larga el champú. No tardan mucho en que los citen para tener una entrevista e intentar hacer el negocio. Es así que los tres tienen una reunión con Rex Hanson (Chris Pine), el hijo del empresario y multimillonario Bert Hanson (Christoph Waltz), que intenta aprovecharse de ellos.

Por suerte para el trío interviene su padre, llegan a un acuerdo, piden un préstamo a un banco y comienzan la producción de 100 unidades del aparato a pedido del empresario.

Todo sería hermoso sino fuera que Hanson padre los engaña y ahora, gracias a una maniobra turbia, está por quedarse con su empresa y la patente del invento. Para conseguir el dinero que necesitan, Nick, Dale y Kurt tienen, nuevamente, un brillante plan: secuestrar a Rex y pedir un suculento rescate. No hay dudas de que todo va a salir mal.

Es difícil hacer una secuela, hay sobrados ejemplos de ello. Se pierden bastantes cosas que en la primera llamaban la atención: frescura, novedad, picardía. Lo rescatable de "Quiero Matar a Mi Jefe 2" es que esto lo mantiene (a pesar de haber cambiado de director y guionistas) y, para mi gusto, es mejor que su antecesora.

Bateman, Sudeikis y Dale se combinan perfectos y el timing para sus diálogos es impecable. Se llevan bien y se nota en la pantalla, lo cual es muy importante (si saben inglés, traten se no leer subtítulos y escucharlos a ellos que los chistes son mucho más efectivos). Otra cosa son los gags: hay tres o cuatro que son memorables. Uno de ellos tiene que ver con un pizarrón y no les cuento más nada para no spoilear.

En esta secuela retoman sus papeles Foxx, Aniston y Spacey y se complementan perfecto al filme, es decir que no están allí para estorbar sino que suman sus colaboraciones. Los nuevos, Christoph Waltz y Chris Pine, ayudan a engrandecer el gran elenco que tiene esta película.

Mención de honor para Jason Bateman que se nota que entiende muy bien cómo hacer reír sin necesidad de hacer estridencias ni caer en ridiculeces. Para mi gusto, uno de los mejores comediantes de la última década.

Si tiene ganas de pasarla bien, largar un par de carcajadas violentas y vivir un gran momento, no tengas dudas de que ésta es su película. Y es cierto que estos muchachos te matan… pero de la risa.