¿Quién mató a los Puppets?

Crítica de Caty Filgueira - Cuatro Bastardos

[REVIEW] ¿Quién mató a los Puppets?: Ridiculez absoluta o crítica social.
Lo nuevo de Melissa McCarthy tiene una premisa que te deja dudando: ¿La mitad de la sociedad está compuesta de Puppets?
Hay veces que nos presentan un film con una idea tan descabellada que es inevitable pensar “¿Están locos? ¿Cómo esto llegó a los cines? ¿Cómo pasó más allá de la etapa de desarrollo?”
Ahora, el éxito de esos films depende de que les demos una oportunidad. He visto a más de una persona ir a ver un largometraje que les parecía insólito o ridículo sólo para hacerle la gamba a alguien que pensó ¿Qué es lo peor que puede pasar? Los he visto arrepentirse a más no poder. Y también los he visto llevarse una grata sorpresa.
Yo me incluía entre los escépticos. Es imposible que un film que tiene marionetas como miembro del elenco no sea una ridiculez absoluta. Pero como suele suceder con los films donde algún tipo de animación y el formato live action se unen, el éxito depende de la historia.
Ahora, vamos un paso a la vez y dejemos un par de puntos en claro. Primero y principal, la historia no es algo nunca antes visto. Por el contrario, retrotrae a las bases de las películas de detectives: un investigador privado, con un pasado truncado en la policía, recibe como cliente a una dama despampanante y luego todo se va al demonio. Sólo que en este caso, el investigador fue el primer puppet policía y luego de que lo despidieran, se creo una política por la cual ninguna marioneta podía ser policía a partir de ese momento. Además de que la femme fatale que le trae el caso con más muertes que él haya visto, es también una puppet a la cual están chantajeando por, acorde con ella, “su voraz apetito sexual“. Estos son dos de nuestro personajes principales, Phil Phillips (Bill Barretta) y Sandra White (Dorien Davies).
La historia se desarrolla en su mejor estilo serio. Los personajes, ya sean Phil Phillips o la detective Connie Edwards (Melissa McCarthy), se toman a sí mismos muy en serio. Lo cual va perfecto con el estilo del film, considerando la comedia inherente en el simple hecho de que la mitad de la sociedad está constituida por marionetas.
Pero no es para niños. No son los puppets, y no lo es la película, que aprovecha del hecho de que su personaje principal no es humano para ponerlo en situaciones que son, como mínimo, comprometedoras. Escenas que, de ser personajes humanos, no serían ni por asomo tan explicitas como lo son en este film, ya sea que hablemos de la primera escena del crimen, el hecho de que se drogan con azúcar o dulces, o de la escena de sexo en la oficina de Phillips.
Lo que me lleva a la pregunta inicial es qué, detrás de toda la broma (en algunos casos barata) y la hilaridad misma que las marionetas presentan, hay una cierta critica a la discriminación en general. Se ve en la forma en que algunos puppets son maltratados, en como se los discrimina en cuestión de trabajos o simplemente en el hecho de que un error creo una política para impedirles ser policías.
Aún así, la ridiculez llega a tal nivel que es imponible dudar que es una comedia. El elenco acierta con una Melissa McCarthy seria y elocuente al mismo tiempo, con una buena dosis de hilarante y decidida a logra que, a pesar de todo, te encariñes con su personaje. Por otro lado, tenemos a Maya Rudolph, que interpreta a Bubbles, la vivaz secretaria de Phillips. Ella le organiza la vida y el trabajo, además de ser leal a más no poder. No es difícil darse cuenta de que ya ha visto todo y nada la sorprende. Por último, entra las damas del elenco, tenemos a Elizabeth Banks, la actriz devenida en stripper luego de que el show que la lanzó al estrellato cayera en el olvido y la cuál es ex de Phil. Su rol es poco expresivo y no logra ser un personaje interesante pero está ahí por una razón y logra ese objetivo.
Entre los hombres, destaca el agente Campbell, interpretado por Joel McHale. Él llega para arrestar a Phil porque, en su cabeza, no cabe duda que el cometió los homicidios (que incluyen a Larry, el hermano de Phillips) y que no busca otro culpable porque, ¿para qué? Una marioneta lo hizo. McHale logra ser alguien que te da ganas de golpear con mucha naturalidad.
Con las ventajas de que el sexo explicito y las depravaciones son expuestas por muñecos, logra poner en pantalla grande algunos temas dudosos. Busca lograr la originalidad, pero termina siendo un poco cliché. En una mezcla bizarra entre un policial y una comedia.
¿Quién mató a los puppets? está lejos de ser una joya, pero logra su cometido: hacerte reír un rato.