Querido papá

Crítica de Daniel Lighterman - Visión del cine

Querido Papá de Yuval Delshad llega a los cines y promete mucho.
Querido Papá es una pequeña gran película en la cual las tradiciones y las relaciones familiares se observan desde la intimidad de un pequeño emprendimiento familiar, con grandes actuaciones y un guion muy interesante, aporta una nueva visión de un conflicto que parece atravesar a todas las sociedades.

Moti es un chico Israelí de familia de inmigrantes Iraníes que vive en la casa que su abuelo construyo, junto con una granja de pavos. Su padre se hizo cargo hace ya algunos años de la granja y quiere instruir a Moti en el trabajo con los animales. Pero Moti tiene otros planes. Con habilidades extraordinarias para la construcción, Moti quiere ser ingeniero. Su padre, al mismo tiempo que es juzgado por el abuelo por no poder impartir su autoridad, intenta por todos los medios convencer a Moti de aceptar un futuro en la prospera granja familiar.

La relación padre-hijo encuentra en Querido Papá una nueva forma de ser retratada, al cruzar tres generaciones de hombres en una sociedad patriarcal donde el punto de colisión no es la relación con las mujeres sino la fuerte relación de dominación y poder ejercida por el abuelo a sus hijos y por consiguiente a su nieto.

La tensión de la familia a medida que se pierden las costumbres patriarcales tiene su correlato en la situación Iraní en Israel, y el abuelo mira desesperado como sus tradiciones desaparecen, al mismo tiempo que intenta forzarlas en su hijo y nieto por medio de un poder y autoridad que ya no existen más.

Si bien todos los actores en la película son excelentes, sobresale la de Asher Avrahami, el debutante chico que encarna a Moti. Sin caer en exageraciones ni el diálogo sobre explicativo (lo cual es un gran mérito del guion de Yuval Delshad, también director del film) Asher logra encontrar en Moti un motivo de rebelión, pero no uno cualquiera, Moti quiere ser libre, esa misma libertad que su abuelo ve negada en un país que poco tiene para ofrecerle a un Iraní.

Definitivamente, Querido Papá es una película que solo puede ser definida como exquisita. Profunda sin ser avasallante, potente y medida al mismo tiempo, y sobre todo, muy humana en su forma de contar una situación que si bien ya se vio en cine muchas veces, pocas se mostró de una forma tan realista e íntima.