Querido John

Crítica de Maximiliano Curcio - EscribiendoCine

Nos volveremos a ver

Basada en la novela de Nicholas Sparks y dirigido por el laureado Lasse Hallström, responsable de grandes títulos como Las Reglas de la Vida (The Cider House Rules, 1999) y Chocolate (Chocolat, 2000), Querido John (Dear John, 2009) se interna en las complejidades del amor, las que explora a través de la relación de una joven pareja cuya irrefrenable atracción es puesta a prueba por el destino.

El film nos cuenta la historia de un militar de las Fuerzas Especiales que se enamora de una joven y atractiva estudiante. El creciente romance se vera interrumpido por la guerra, que los separará indefectiblemente. A través de cartas que se envían, los amantes intentarán sortear esta dificultad de la distancia manteniendo viva la relación, no sin tener que enfrentar las vicisitudes que les enfrenta la vida en esos turbulentos días.

Entre estos amantes existe un deseo irrazonable, pero también una incipiente tensión por la tragedia que los separa. Allí pondrán a prueba lo genuino de sus sentimientos, en este tour de forcé emocional que pondrá en juego la supervivencia de su amor, a priori destinado al fracaso puesto en competencia con otro amor por el que se lucha en el frente de batalla: el amor a la patria. La fatalidad se convertirá entonces en una constante y en una característica que reviste a esta trunca relación.

Como buen director de ascendencia y tradición europea, Haslltrom ha sido un eficaz artesano desde su llegada a Hollywood, en donde no se ha auto impuesto cuestiones genéricas y ha logrado encarar proyectos mas bien independientes, de autoría. Hábil a la hora de recrear atmósferas sensibles como Quien Ama a Gilbert Grape (What’s Gilbert Grape eating?, 1993) o Atando Cabos (The Shipping News, 2001), Haslltrom concibe un melodrama clásico sobre relaciones humanas. Con semejante currículum podría pensarse que el film tiene todo consigo para convertirse en una gran película, pero una vez acabada su visión, cabe preguntarse si Lasse Hallström ha perdido la brújula para hacer un buen drama.

Este irregular melodrama es de aquellos que emociona mediante una historia simple, con personajes sin demasiado desarrollo en medio de situaciones forzadas y en parte previsibles. Con el objeto de entretener y emocionar, el camino más fácil para resultar efectiva es ser funcional a un conveniente dramatismo. La historia es la de un amor imposible atrapado en el tiempo por culpa de circunstancias ajenas a la joven pareja quienes también verán sus vidas interiores sacudidas por dramas familiares. Sin demasiado refinamiento habrá enfermedades terminales, conflictos de adolescencia y relaciones afectivas disfuncionales que sacudan la trama.

Este dibujo melodramático nos plantea un panorama de fórmulas cinematográficas obvias y actores más fotogénicos que sufrientes. El resultado no está a la altura del intelecto de un hombre que si algo ha sabido hacer a lo largo de su filmografía, es entregar historias cuidadas desde su estética y elaboradas desde el relato.