Querido John

Crítica de María A. Melchiori - Cine & Medios

Amor altruista

El boina verde John Tyree (Channing Tatum) pasa sus días de licencia en las bucólicas playas de Carolina del Norte, lugar donde vive su padre (Richard Jenkins) y veranean algunas familias tradicionales de clase acomodada. Es allí que conoce a Savannah (Amanda Seyfried), una joven estudiante universitaria que descolla entre sus amistades por su buen corazón y que, como es de prever, también conquistará a John e incluso a su elusivo padre. La relación se vuelve seria en muy poco tiempo y los jóvenes se verán puestos a prueba en toda su capacidad de amor y de nobleza cuando el servicio de John se extienda más de lo previsto, a raíz de los ataques terroristas del 11-S.
Si en los primeros diez minutos de película hay una escena casual que esconde un claro (y más o menos inminente) conflicto, un personaje introvertido que, aún así, revela mucho de sí mismo y una panorámica pintoresca que nos ponga en situación, con una delicada música de fondo, podemos afirmar que estamos ante un auténtico filme de Lasse Hallström. Sin embargo, hay aquí poco del encanto sombrío que supo cultivar en "Atando cabos", y sí más bien un viraje a sus últimas cintas (como "Casanova", ese relato ficcional edulcorado e inspirado libremente en el mítico amante que casi no tenía momentos oscuros). Todo, aún el drama, se tiñe de luz en esta cinta. Algo había logrado subsanar Hallström en "Un amor, dos destinos", con la dupla Robert Redford - Morgan Freeman bastante deslucida pero con una historia que se imponía desde algunos giros originales.
En esta tesitura, adapta la novela del talentoso Nicholas Spark ("Diario de una pasión"), aunque sin conseguir la emoción implícita en aquella, sino más bien un relato melodramático, que pese a estar bien actuado y contar con una excelente puesta y dirección artística, no llega a convencer del todo. Quizá si los personajes no estuvieran tan empapados de una nobleza extrema la historia sería más verosímil.
Pese a las debilidades del guión (más notables a medida que éste avanza e imperdonables en un final predecible que se estira demasiado), las actuaciones de los dos protagonistas y de Richard Jenkins consiguen emocionar lo justo y necesario, revelando de paso puntos fuertes de sus respectivos talentos. No será para tanto, pero tampoco es tan poco.