¿Qué voy a hacer con mi marido?

Crítica de Regina Fallangi - Cine & Medios

Matrimonio en piloto automático

No es la primera vez que un título se traduce de modo inexplicable. Este es el caso de "Hope springs" a la que tradujeron como "Que voy a hacer con mi marido?", y poco tiene que ver la película con ese nombre de comedia ochentosa. Por empezar no tiene demasiado de comedia, o al menos, no de comedia ligera.
La historia se centra en Kay (Meryl Streep) y Arnold (Tommy Lee Jones) quienes llevan casados más de treinta años, y cuyo matrimonio está inmerso en una rutina aplastante, casi no se hablan, hacen lo mismo día tras día, y ya ni siquiera duermen en la misma habitación. A Arnold no parece molestarle esta situación, pero Kay lo vive con mucha angustia, es por eso que decide buscar ayuda y no renunciar a su matrimonio, al menos, sin haber intentado todo lo posible por salvarlo.
Kay encuentra la ayuda buscada en un terapeuta, el Dr. Felds (Steve Carell), quien va a dar una intensiva terapia para parejas, durante una semana, en un pueblo costero llamado "Hope Springs"; de ahí el verdadero título de la película.
Con todo su esfuerzo, la abnegada esposa logra que su marido suba al avión y la acompañe a visitar al terapeuta, en el que ha puesto todas sus esperanzas, para recuperar lo que alguna vez fue un matrimonio feliz.
Desde que llegan todo se hace complicado; las sesiones de terapia les resultan tortuosas, a él por ser un hombre frío y estructurado y a ella por ser tan recatada. Kay pone toda su voluntad y Arnold solo está preocupado por el dinero que gastan. Las cosas comienzan complicadas, pero de a poco pareciera que la terapia comienza a dar resultado.
Más allá de lo angustioso que puede resultar la frustración de la protagonista, o el tener que plantearse que los buenos tiempos ya han pasado y tal vez no vuelvan, la película logra hacer reir. Nos reímos de su rutina, de todo lo que no se dicen, de las ridiculeces a las que se enfrentan durante la terapia, y de todo lo que atraviesan en su esfuerzo por recuperar la química perdida.
Elencos como estos atraen más allá del guión o la historia, está de más decir que ambos protagonistas están excelentes en sus roles, y Steve Carell correctísimo en un personaje diferente al que nos tiene acostumbrados, esta vez como un terapeuta centrado y comprensivo.
La rutina matrimonial ha sido tema de varios films, en ese sentido, la película no innova demasiado, el relato es sencillo, y nos lleva hacia una sola pregunta: ¿Es posible salvar un matrimonio?. Bien filmada, detallista, con música acorde, y nada que destaque demasiado, el guión -con un poco de drama, un poco de comedia, y finalmente bastante efectivo- es simple pero con unos cuantos clichés.