¿Qué voy a hacer con mi marido?

Crítica de Nicolás Viademonte - Función Agotada

Los Puentes de Hope Springs

David Frankel, realizador de las tan subestimadas como brillantes El Diablo Viste a la Moda y Marley y Yo, además de The Big Year que acá fue directo a DVD, regresa a la gran pantalla con una propuesta que a simple vista parece una comedia pasatista que sirve como libro de autoayuda a las mujeres mayores de 50 años. Es verdad, el título ¿Qué voy a Hacer con mi Marido?, horrible traducción de nuestro país de Hope Springs, y la prejuiciosa apariencia de la trama, tampoco ayudan demasiado, pero lo bueno justamente de este film es que muchas veces en el cine (y en la vida también, porque recordemos que lo que pasa en la vida pasa en TNT) las apariencias engañan.

Este quinto largometraje de Frankel nos contará el infeliz matrimonio que llevan adelante Kay (Meryl Streep) y Arnold (Tommy Lee Jones), una pareja que llevan casados más de 30 años y en la cuál abunda la rutina, el tedio y principalmente el nulo contacto sexual. Un buen día Kay decide finalizar con la monotonía auto-impuesta de su matrimonio y convence a su marido (un tacaño y gruñón contador) de viajar a Hope Springs a comenzar una terapia de pareja intensiva junto al famoso Dr. Feld (una especie de Sri Sri Ravi Shankar de reparación de parejas encarnado por Steve Carell) para intentar juntos salir de la crisis que los tiene abandonados el uno con el otro.

David Frankel tiene como principal habilidad cinematográfica el presentar escenarios aparentemente superficiales y trillados para desde esa plataforma disparar reflexiones y narrar historias profundas, sensibles y principalmente palpables. El Diablo Viste a la Moda parece una comedia sobre una muchacha que se pone lo primero que encuentra consigue trabajo en la revista de moda más importante del mundo encima bajo el mando de una despiadada y exigente jefa, pero en verdad allí encontramos en varios pasajes una aguda crítica hacía el estatus quo que impone la sociedad sobre el éxito laboral, una atrayente lucha de poderes entre dos mujeres de distintos ámbitos que persiguen lo mismo y también de paso como quien no quiere la cosa la siempre complicada relación directamente proporcional que plantea el cine de Hollywood de a mayor éxito en el trabajo mayores problemas amorosos. Marley y Yo parece a simple vista (su mala promoción ayudo bastante) una película que narrará las desventuras y travesuras de un labrador en una casa de familia, pero nuevamente Frankel mete la cola (si, tenía que poner una referencia perruna) en esa aparente reversión de Beethoven una maravillosa historia de maduración de una familia con todos los problemas y situaciones que eso conlleva.

Bueno y ¿Qué voy a Hacer con mi Marido? sigue en sintonía con la filmografía más reciente de este director, porque nada más alejado de la realidad que narra la cinta de ese manual de autoayuda que vende el afiche con la gigante Meryl Streep con justamente un libro en la mano. Acá Frankel exhibe con gran manejo del ritmo cinematográfico y de los planos la crisis de un matrimonio que intenta superar con la ayuda de un terapeuta, pero la movida más inteligente del film es no llenarse de líneas con frases superadoras, solemnes y psicología barata, sino que expone honestamente a los protagonistas con sus deseos y dificultades, con sus miedos y sus pasiones, generando una hipnosis y una credibilidad extraordinaria. Frankel utiliza la comedia y al clasicismo para profundizar en cuestiones que el cine mainstream quizás no ahonda demasiado. Cuando menos se arriesga, menos se gana, pero a la vez también menos se tiene para perder, aunque por suerte existen directores como éste que saben apostar por un cine profundo y dramático escondido dentro de una comedia pasatista.

Obviamente que Meryl Streep y Tommy Lee Jones tienen mucho que ver en generar esa aura de creencia ya que sin los ojos llorosos, esos sutiles gestos transmisores de cualquier sensación y ese andar inseguro tan atrayente de la actriz que colaboró con el director en la mencionada El Diablo Viste a la Moda y sin esa cara de pasa de uva de tanto quejarse de Lee Jones sería imposible entender y vivir los problemas de esa treintañera pareja que nos demuestra que una frase trillada como cuando exista el amor, la llama de la pasión siempre podrá ser encendida puede ser comprada y creída adentro del cine.