¿Qué pasó ayer? Parte 3

Crítica de Marisa Cariolo - Loco x el Cine

La resaca del éxito comercial.

Como toda industria que se precie, cuando un producto irrumpe y es bien aceptado por el público, se tiende a extender su producción lo máximo posible a fines de lograr un gran boom de ventas, lo cual es lícito siempre y cuando esta producción en serie no se aparte de las características fundantes que hicieron que el público eligiera el producto inicial.

¿Qué Pasó Ayer?, en su primera entrega, fue una desopilante comedia que paso a paso invitaba a los espectadores a tratar de reconstruir una noche de locura en base a los dispersos vestigios que los protagonistas encontraban en su camino. Y cada descubrimiento era una fiesta, cada ocurrencia era más osada e incoherente que la anterior y ese era su encanto: cada pieza del rompecabezas era delirio y disfrute puro.

La segunda entrega utilizaba similar recurso resacoso, pero trasladando la acción a Tailandia. La novedad del argumento inicial, en este caso, era reemplazada por la ajenidad del paisaje y las situaciones que se veían enmarcadas en la calurosa y agobiante metrópolis.

Esta tercer entrega centra su mirada en Alan (el genial Zach Galifianakis) quien solitario y sin su Wolf Pack no solo no encuentra el norte de su vida, sino que ha abandonado su medicación, dándole rienda suelta a su extrovertida y delirante personalidad. Se hará más que necesario ponerle un coto a su locura y allí es donde intervendrán sus amigos para intentar internarlo en una clínica psiquiátrica, aunque sea por un tiempo.

Pero como bien sabemos nada nunca sale como ellos lo planean y en el camino a esa internación son interceptados por un mafioso (John Goodman) el que les encargará una misión para realizar a cambio de la vida de Doug (Justin Bartha).

El grupo se verá obligado a comenzar una serie de aventuras para nada semejantes a una resacosa reconstrucción de hechos y más similar a una serie de espías poco calificados y torpes. La estructura original es así abandonada para dar paso a muy pocas situaciones divertidas y casi ninguna del nivel de delirio de las primeras entregas.

Los protagonistas que llevan adelante la acción son sin lugar a dudas Alan y Chow con su particular manejo del absurdo, pero ni siquiera ellos logran arrancarnos una sonrisa sincera, al nivel que lo hicieran en la primera de las resacas infames.

Tal vez la escena más desopilante del film esté luego de los créditos, así que les recomendamos que, si realmente quieren reírse, no se retiren de la sala hasta verla y entonces sí, salir con una sonrisa bastante postergada.

@Cariolita