¿Qué pasó ayer? Parte 3

Crítica de Diego Curubeto - Ámbito Financiero

Resaca algo menor pero divertida

Como ya no daba para repetir por tercera vez la misma fórmula acerca de un grupo de amigos que emergen de una resaca formidable en estado calamitoso, para intentar comprender los detalles de la juerga y resolver la situación desastrosa en la que están, esta nueva ¿Qué pasó ayer? se queda con los mismos personajes, pero los mete en una serie de entuertos desafortunados, más al estilo del After hours de Martin Scorsese.

Nadie puede esperar que una segunda secuela pueda volver a funcionar igual que las dos formidables películas previas. Esta es despareja y, en general, no tan extrema en su incorrección política, lo que no implica que no sea divertida, incluyendo gags aislados fuertes y eficaces dignos de las anteriores.

El detonante de la nueva gira sórdida y misteriosa son dos muertes: la de una jirafa degollada por un puente demasiado bajo en una autopista, disgusto que provoca un comprensible soponcio a un personaje secundario de la saga. Como siempre, el centro de todos los desastres es el desquiciado Alan, nene de mamá que interpreta Zach Galifianakis, pero las catástrofes no se multiplicarían tanto sin las insensatas decisiones tomadas por sus amigos serios (Bradley Cooper, Ed Helms, Justin Bartha).

Esta vez la maratón apocalíptica también es responsabilidad de un personaje que cobra más protagonismo: Mr Chow; el desalmado gansgter oriental vicioso y depravado de maneras inimaginables que compone Ken Jeong casi se roba la película con increíbles y oscurísimos gags de crueldad surrealista, detalle que lo vuelve hasta algo querible. Se podría decir que en la competencia de comportamiento obtuso, Chow por poco no le gana a Alan, tal vez porque el experto en narcotizar sin aviso a sus amigos, ahora encuentra su verdadero amor.

También reaparece Heather Graham, la prostituta del primer film (su bebé, ahora ya más grandecito, sufre nuevas experiencias traumáticas), y hay un nuevo personaje a cargo de John Goodman, pero sus apariciones no aportan nada esencial. Innegable punto débil de la trilogía, la nueva ¿Qué pasó ayer? divierte y merece verse, sobre todo, por sus intermitentes exabruptos de comicidad salvaje.

Justamente, nadie debe abandonar el cine en los créditos del final, interrumpidos por un gag hilarante hasta lo pesadillesco, verdadero momento imperdible de esta saga desquiciada.