¿Qué invadimos ahora?

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

Vuelve quien sea quizás el documentalista más famoso de los últimos quince años. Michael Moore se hizo famoso descubriendo el velo detrás de la cultura bélica y básicamente armamentista de la ciudadanía estadounidense en la recordada Bowling ForColumbine.
Aquel documental lo puso en el tapete y hasta creo una suerte de marca seguida por varios, con el director en el centro de la escena con bastante de irreverencia y personalismo.
La también recordada Farenheit 9/11 volvía sobre los asuntos bélicos como trasfondo de campaña y actos gubernamentales post 11-S. Y la cuestión belicista vuelve a estar presente en ¿Qué invadimos ahora? Creada en primer lugar para plataformas streaming.
Con la acidez que lo caracteriza, Moore esta vez se decide a recorrer el mundo (en realidad casi exclusivamente Europa) en busca de nuevos lugares para que su gobierno, el de los EE.UU., pueda invadir para hacerse con sus riquezas.
A modo de carta de presentación para los líderes de la Casa Blanca, Moore, teoriza sobre lo equivocado de las políticas aplicadas hasta el momento, puestas a invadir territorios tercermundistas, pero con grandes recursos naturales. Según su ironía, convendría atacar países mejor ubicados económicamente y con riquezas sociales/culturales que también escasean en su país.
No obstante, el obvio, y hasta exacerbado, sarcasmo de su realizador a la horade exponer su tesis frente al gobierno de su país; siempre queda tildando la misma idea, la sumisión lógica del resto del mundo frenea los Estados Unidos.
¿Qué invadimos ahora? Es probablemente el documental de Moore que más sencillamente puede ser atacado. No solamente presenta una visión parcializada, algo falaz, y extremadamente personalista; sino que contradice su propia propuesta.
En ese recorrido que hace alrededor del mundo, la sumatoria de beneficios que presenta de los diferentes países, pareciera tomar en solfa más a esos países que al propio EE.UU., como aquellos episodios en los que Los Simpsons salen a vacacionar puertas afuera de su país, claro que sin la gracia redentora de la serieMattGroening.
Michael Moore no puede evitar (¿lo intenta acaso?) recorrer esos países con aires de superioridad, y no solo elige qué mostrar y qué no, sino que refriega su pasaporte y nacionalidad yanqui paso a paso.
Comúnmente no conviene analizar un film, documental o no, por su ideología, pero aquí, la misma impregna su ser como película, porque Moore es el documental (como siempre) y la ideología es Moore.
A dos exponentes locales como mínimo cuestionables, como lo son Jorge Lanata y Enrique Piñeyro más de una vez se los emparentó con el director de ¿Qué Invadimos Ahora? Por lo tendencioso, soberbio y capcioso de esta propuesta, podríamos darle tranquilamente la razón a esa comparación.
La reiteración de tópicos, es otro de los puntos flojos del filme, pero, así y todo, con la urgencia de las próximas elecciones presidenciales en el norte, su película termina por convertirse en una propaganda a favor de Hilary Clinton, y en determinado tramo esto se hace aún más evidente cuando se presenta la cantidad de mujeres con cargos políticos y líderes de opinión en el mundo.
Y cuando del filme termina por desprenderse ese olor a propaganda política en pro de Clinton, igualmente, Moore deja claro que hay que votarla a ella no porque sea la mejor opción, al contrario, sino por la polarización de las propuestas actuales y el estado de decadencia de la sociedad y la política norteamericana.