Que extraño llamarse Federico

Crítica de Violeta Bruck - La Izquierda Diario

El cine italiano se cuenta a sí mismo
Ettore Scola, con sus 83 años, filma esta película como un homenaje a su amigo Fellini, al cumplirse 20 años de su muerte. No es estrictamente un documental tradicional, ni una ficción biográfica, aunque incluye fragmentos de archivo muy valiosos y un recuento histórico detallado, con reconstrucciones ficcionales de los primeros años de su carrera.
El recorte no busca destacar un cineasta, sino a dos. La amistad construída por Scola y Fellini es la trama principal que recorre esta historia. A través de un film muy personal, dos grandes del cine italiano nos cuentan sus aventuras y pasiones.
El relato se construye con reconstrucciones, archivos, fragmentos de películas, ilustraciones y un narrador, protagonizado por un personaje de unos cincuenta años, que recorre la historia y va relacionando los hechos con distintos comentarios de cara al público.
El blanco y negro y el color se van alternando, los escenarios de Cinecittá y la recreada redacción de la revista Marc Aurelio, junto a la música inspirada por el genial Nino Rota, logran transportarnos al universo felliniano.
Son recreados los inicios de Federico quien viaja desde Rimini pueblo que inspira su film Amarcord hasta Roma para probar suerte como dibujante humorista en la reconocida publicación Marc Aurelio. Es este lugar el puntapié de su inspiración creativa, y también se convierte en el lugar de encuentro, cuando luego de unos años ingresa a trabajar el joven Scola.
En medio de una Italia fascista, el humor y la ironía fueron un refugio que seguirá presente en toda su obra. La búsqueda de inspiración en la vida cotidiana, en las experiencias, en la amistad, son retratadas a través de los paseos nocturnos en auto, en donde los dos amigos conocen extraños personajes y reflexionan sin apuro sobre diversos temas.
Otro punto en común que los une es la relación con Marcelo Mastroianni. En una breve escena se resume la experiencia de los cineastas con el actor: Scola y Fellini están en una playa conversando y de pronto llega la madre de Marcelo para reprocharle a Ettore que siempre muestra feo a su hijo, no como Federico, que por el contrario destaca su belleza.
Los breves fragmentos de archivo de films que siguen a esta escena dan la razón a la madre de Marcelo. Sobre el final, otro montaje de fragmentos de la obra felliniana, nos recuerda que son grandes películas las que integran toda su obra. Personajes, imágenes y emociones que a través de los años construyeron un universo propio que ganó su lugar para contar al mundo su visión de Italia.
Si se busca conocer la obra de Fellini, Qué extraño llamarse Federico aporta lo suyo, pero es una película incompleta. Entre tantas anécdotas para destacar, Fellini fue un cineasta que creó un arte propio y renovó el cine que lo rodeaba. Sus comienzos se ligaron al neorrealismo de posguerra, pero sobre esa base lo transformó con su propio estilo, lo fusionó con elementos del surrealismo, le incorporó el humor y la ironía, y lo que nació fue un cine nuevo.
En medio de su carrera no pocas veces se enfrentó a los representantes de la industria del cine y la TV; a la iglesia, como institución censora y represiva, y a los representantes políticos del poder.
El estreno de La dolce vita, en 1960, causó intensos debates en la prensa y hasta en el Parlamento. Fellini y Mastroiani sufrieron un atentado antes de su estreno en Milán. Los escupieron y les gritaron "cretinos" y "comunistas". Se acusaba a la película de
retratar a una burguesía italiana deudora del fascismo y en decadencia. La derecha mediática reclamaba que fuera retirada y se quemaran los negativos. La Democracia Cristiana argumentaba “arroja una sombra calumniosa sobre el pueblo romano y sobre la dignidad de la capital de Italia y del Catolicismo“. Un representante del Vaticano decía “No necesito ver las porquerías para condenarlas”.
Por el contrario la gente acudía a verla con urgencia ante el temor de que finalmente fuera prohibida y Fellini era reconocido a nivel internacional. Estas anécdotas y muchas otra más, también son parte de una historia para contar.
En los tiempos actuales el cine de Fellini se vuelve lejano y desconocido. La película de Scola ayuda refrescar su recuerdo, pero para disfrutarlo por completo la mejor opción es invitar al público a sumergirse en sus películas.