¿Puede una canción de amor salvar tu vida?

Crítica de María Inés Di Cicco - La Nueva Provincia

Cuando la música cura corazones

Gretta y Dan deciden apostar uno por el otro y embarcarse en el proyecto de grabar un álbum en la calle.

Gretta y su novio Dave se conocieron en la universidad pero también son socios en la música: ella escribe maravillosamente; él, canta.

Ambos parten a Nueva York cuando él firma un contrato con una gran discográfica y la idea es mantenerse juntos. Pero la firma está interesada en una de las partes del dúo, y su nueva fama pronto tienta a Dave a alejarse.

Gretta ya no tiene qué hacer en la gran ciudad. Pero a punto de volver al terruño, se cruza con Dan, un productor musical aferrado a tiempos menos comerciales que los actuales y un obstáculo para su socio, que decide echarlo de la firma que contribuyó a crear.

Separado desde hace un par de años, mantiene una relación conflictiva con su hija adolescente. Y por si fuera poco, las noches a expensas del alcohol que, según dice, le devuelve "la magia" que precisa para reconocer la buena música, o han contribuido demasiado a mejorar su situación.

Con sus corazones lastimados, Gretta y Dan deciden apostar uno por el otro y embarcarse en el proyecto de grabar un álbum en las calles, con nada de dinero y mucho de talento y gran imaginación.

De la filmografía de John Carney se descata Once, rodada en Dublín y protagonizada por Glen Hansard (de la banda The Frames) y Markéta Irglová como músicos aficionados, de esos que cambian las joyas de sus dones por unas monedas en la perturbadora geografía urbana. La película obtuvo un premio Oscar a la mejor canción original por Falling Slowly.

Sobre una idea similar entrama ¿Puede una canción...? (Comenzar de nuevo, según la traducción literal del título original), y produce un placer absoluto el paseo que el director regala al espectador por rincones de Nueva York, mientras narra el efecto curativo que la música produce en los protagonistas, conforme comparten la belleza de la creación.

Un elenco acostumbrado a los lujos de Hollywood como a la modestia independientes se encarga de componer personajes creíbles, para una comedia deliciosa, sostenida en conflictos comunes: el amor y desamor, las traiciones, la adaptación a los cambios, el duelo de los sueños y la necesidad de reinventarse para continuar con la vida sin traicionar la esencia.

La banda de sonido, creada especialmente para el filme por Gregg Alexander, cuenta entre las voces de la propia Keira Kinghtley en cinco de sus 32 canciones.

Entre perlas, se encuentran los cameos de los reconocidos raperos Ce Lo Green y Mos Def, aunque lo más pintoresco del relato reside en la participación de la escena urbana y los ciudadanos comunes en los videos que se filman en la película, con alguna reminiscencia de Play ing for change.