Pueblo verde

Crítica de Juan Pablo Russo - EscribiendoCine

¿Qué como?

Comer es imprescindible para vivir, aunque también comemos por placer, por ansiedad, para celebrar. Pero ¿qué comemos cuando comemos? Todos creemos conocer la respuesta aunque la realidad sea otra. Esta es la premisa de Pueblo verde (2015), documental en el que Sebastián Jaurs propone un viaje al interior de los alimentos que habitualmente consumimos.

Documental de investigación, de estructura bastante clásica, lo interesante de Pueblo verde es más lo que cuenta por cómo lo cuenta. La idea central es analizar cómo se manipulan los alimentos que consumimos y cómo afectan nuestro organismo. Para ello inicia un recorrido por las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santiago del Estero, Chaco, Santa Fe y Entre Ríos accediendo a testimonios en primera persona de productores, ingenieros agrónomos, médicos, personas que habitan cada una de las regiones, comunidades indígenas y científicos, entre otros.

El documental aborda una serie de tópicos que van desde la manipulación genética como la transgénesis, los agrotóxicos, la biotecnología hasta la política, para llegar a la conclusión de cómo todos estos factores alteran los alimentos y por ende la salud de las personas, hasta en algunos casos, provocando la muerte.

En una escena de Pueblo verde, varias personas elegidas azarosamente leen los componentes escritos en el envase de los alimentos que están consumiendo en ese momento. En muchos casos inentendibles. La mayoría queda perpleja al ignorar como en realidad está formado algo tan simple como una golosina o una galletita. La tesis de Pueblo verde también es mostrar el desconocimiento sobre lo que comemos. La responsabilidad de la mala alimentación no es solo global sino también personal. "Comer y nutrirse no es lo mismo" dice una especialista en uno de los pasajes del film

Como antecedente a Pueblo verde cabe mencionar El mundo según Monsanto (Le monde selon Monsanto, 2008), y Desierto verde (2013) dos valiosos documentales. En ellos, respectivamente, Marie Monique Robin (escritora del libro homónimo que antecedió al documental) y Ulises de la Orden, aportaban sus mensajes. Tanto aquellos films como éste ponen el acento en la avaricia de un sistema mucho más grande que rige el destino de la humanidad. Y ofrecen una nueva perspectiva de cambio, para que la alimentación mundial realmente sea un derecho respetado.