Prueba de amor

Crítica de Juan Carlos Di Lullo - La Gaceta

Preparen los pañuelos

No por previsible la historia resulta menos conmovedora; a pocos minutos del comienzo, el drama ya se instaló. Un impresionante accidente termina con la vida de un jovencito y trastorna la vida de su novia embarazada y de su núcleo familiar. A partir de allí, la directora Shana Feste construye un relato interesante, con recursos narrativos atrayentes y apoyado en muy buenas actuaciones. No es sorpresa que Susan Sarandon conmueva al espectador con su repertorio de miradas cargadas de sentimiento y de gestos mínimos pero más que elocuentes; un poco más novedosa resulta la eficacia actoral de Pierce Brosnan en la piel de un padre que no quiere (no puede) abrir las compuertas que contienen su emoción. Carey Mulligan convence desde el principio en el rol de la desprotegida novia del difunto, y Johnny Simmons cubre con acierto al hermano menor, que busca sofocar con drogas y con una pretendida indiferencia el dolor por la inesperada pérdida. No es la primera vez que el tema de la conmoción familiar disparada por la muerte de un hijo se trata en la pantalla. El paralelo con "Gente como uno", aquella joyita que dirigió Robert Redford en 1980, resulta inevitable; aquí, la realizadora hace girar la trama alrededor del personaje de la joven embarazada, pero es indudable que los momentos de mayor carga emotiva están en la descripción de las reacciones de los tres miembros de la familia ante la ausencia del chico fallecido y los intentos que hacen para salir adelante. Shana Feste hace avanzar la historia a partir del accidente y, simétricamente, vuelve atrás en el tiempo para relatar la breve pero intensa relación que tuvo lugar entre los dos enamorados hasta el fatal desenlace.

El mayor problema de la película consiste en que por momentos se advierten claramente los hilos del clásico "tearjerker", esos productos diseñados para provocar deliberadamente las lágrimas en el público; sin embargo el resultado es, sin dudas, satisfactorio.