Protegiendo al enemigo

Crítica de Ramiro Ortiz - La Voz del Interior

Rompecabezas de acción

"A la gente no le interesa la verdad. Es demasiado dura, y ellos quieren dormir tranquilos". Precisa, seca, violenta como esta frase surgida del hoyo en la cara de un espía corrupto, es la nueva película de Denzel Washington, titulada Protegiendo al enemigo y estrenada el jueves.

Un relato con forma de rompecabezas, pero muy claro y repleto de acción, es la forma de esta historia ambientada en una urbe que alimenta la imaginación, Ciudad del Cabo, en Sudáfrica. Allí, un día cualquiera, un corpulento y misterioso sujeto de color (Denzel Washington) mantiene una transacción clandestina mientras varios ojos lo observan desde las sombras. Pronto se sabrá que la Agencia de Inteligencia norteamericana, la CIA, pero también unos asesinos anónimos, están detrás de ese hombre, y cuando la cosa comience a salirse de su cauce, llevarán al negro corpulento a una propiedad invisible y vigilada, o "casa segura" (de ahí el nombre original de este filme, Safe House), para interrogarlo.

La continuación será una especie de pisada a fondo del acelerador, que se prolongará durante las casi dos horas que dura este largometraje. Persecuciones de todo color y sabor, luchas, tiroteos (Sam Peckimpah y Tarantino salen del recuerdo por ahí), emboscadas y traiciones, con un ritmo infernal que ni siquiera se aminorará cuando algunos temas más profundos (amistad, lealtad, amor, honestidad) sean inyectados en el cuerpo de la historia.

De gran calidad el guión, los diálogos, la fotografía, el montaje, el sonido, la música y el montaje sonoro. Con un elenco magnífico liderado por Brendan Gleeson (oficial de la CIA) y Sam Shepard (subdirector de la CIA), más Vera Farmiga (oficial de la CIA) y el joven e idealista pero valiente agente secreto encarnado por Ryan Reynolds.