Profesor Lazhar

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

El maestro adecuado para afrontar un duelo

No es exactamente una película para niños, pero no está nada mal que los niños la vean. Ellos también tienen algo que pensar o canalizar ante los varios temas que aquí se plantean: el contacto humano entre docente y alumno, la escuela como lugar de educación, la compresión de textos y el buen manejo de la lengua como forma indicada para comunicarse claramente, la entereza para llamar a las cosas por su nombre cuando hay que enfrentar duelos, penas o sentimientos de culpa o rencor.

La maestra de una escuela de Quebec se ha suicidado en el aula. La directora procura que los niños no la vean. Luego, ella, la psicóloga y los padres procuran diluir la aflicción de los niños. El maestro suplente tiene una idea distinta. En realidad, él tiene ideas distintas acerca de varias cosas. Parece conservador, medio retrógrado. Hace poner de nuevo las mesas en fila, lee, dicta y hace analizar a Balzac, un clásico del Siglo XIX, aplica viejos conceptos gramaticales, impone amable pero firmemente el respeto por algunas normas. ¿Es el maestro adecuado?

De a poco, no solo se gana el aprecio de los niños. También logra hacerlos avanzar en diversos órdenes. Y hacerlos hablar de lo que, hace rato, necesitaban hablar. El entiende lo que es una pérdida cercana. El también está cerrando heridas. Pero nada es fácil. El profesor Lazhar se llama Bachir Lazhar, es argelino, y afronta el riesgo de deportación en cualquier momento. Por suerte están los niños, y el trabajo en el aula. "Un aula es un lugar para la amistad, el trabajo y la cortesía. Un lugar lleno de vida al que le dedicas tu vida y en el que te dan su vida", dice el maestro. Que en una de esas ni siquiera tiene título habilitante.

Todo, expuesto con altura, sencillez, naturalidad, precisas palabras, íntima emoción y excelente elenco. Film canadiense candidato al Oscar 2012, protagonizado por el comediante Mohamed Fellag, que trabajaba en su país hasta que los integristas le mandaron una bomba al escenario. Director, Philippe Falardeau, que ya se había lucido en otro film con niños, "Juro que yo no fui". Autora del texto original, Évelyne de la Cheneliere, que aparece casi al final como la madre de la nena más despierta de la clase (y por algo es la única madre que recibe un primer plano).