Profesor Lazhar

Crítica de Jonathan Santucho - Loco x el Cine

Cómo aprender a vivir después de la muerte.

Es un día más en una gélida escuela primaria de Montreal. Los alumnos reconocen el inconfundible sonido del timbre para huir al patio, aprovechando la breve libertad del recreo para hacer lo de siempre: jugar, hablar, reír. Pero mientras la mayoría se divierte, un retraído chico decide regresar al edificio. Y así, en una cruel mezcla de azar y destino, él encuentra lo inesperado: el cadáver colgado de su maestra, que decidió dejar su vida en el aula. De esta forma, arranca Profesor Lazhar (Monsieur Lazhar, 2011), un drama franco canadiense dedicado a mostrar lo que pasa con la gente dejada atrás después de la muerte.

En esta historia -basada en una obra unipersonal escrita por la dramaturga canadiense Évelyne de la Chenelière-, el verdadero cambio inicia con la llegada al colegio de Bashir Lazhar (Mohamed Saïd Fellag), un inmigrante argelino en busca de la posición recién dejada vacía. Lo que él encuentra es un curso que, debido a los intentos de los adultos por evitar tocar los trágicos eventos ocurridos, quedó congelado en el tiempo. Viendo esto, Lazhar decide oponerse a los planes de la directiva y los padres, animando a los estudiantes a abrirse sobre las formas en las que fueron tocados por la muerte. Pero detrás de sus buenas intenciones, existe una parte oculta de su pasado que aún no terminó de cerrarse.

El premiado film escrito y dirigido por Philippe Falardeau (que incluso consiguió una nominación al Oscar por Mejor Película Extranjera en 2011) usa una estructura demasiado conocida: la del docente nuevo que se propone revolucionar la vida de su alumnado, cueste lo que cueste. Sin embargo, donde se empieza a girar es en el aspecto del trato del luto; esa forma en la cual los idos dominan las vidas de los vivientes, tal como una presencia fantasmal. La película juega entre tres formas de lidiar con la pena: la elusiva postura oficial, el confrontativo y emocional método de Lazhar, y el curioso proceso de descubrimiento de los pequeños. Por la mayor parte esto funciona pero, lamentablemente, en el tercer acto el guión no termina de profundizar lo suficiente para cerrar la historia debidamente.

De todas maneras, las performances son el verdadero foco del film, y afortunadamente no fallan. Como el personaje del título, Fellag mezcla la cantidad justa de humor, carisma y peso dramático, haciendo su cicatriz presente, pero no de forma obvia. Mientras tanto, la mayoría del elenco infantil cumple con sus interpretaciones a través de una corriente de sensaciones; un logro remarcable, considerando la rareza de los pasables artistas menores.

A pesar de parecer un cuento familiar, de algún ocasional golpe bajo y de la falta de un desenlace adecuado, Profesor Lazhar es un buen resultado debido al destacable trabajo de los actores y a la leve vuelta argumental con respecto a otras propuestas de este tipo.

@JoniSantucho