Profesor Lazhar

Crítica de Diego Lerer - Otros Cines

Al maestro, con cariño

En lo que no se dice, en lo que no se ve, está lo mejor de Profesor Lazhar, la película canadiense de Philippe Falardeau que fue nominada al Oscar a mejor film extranjero en la edición 2012 de los premios de la Academia. Basada en un unipersonal teatral, el largometraje plantea una situación con potencial para la extorsión emocional: una maestra se suicida en el aula de la escuela en la que trabaja dejando bastante traumados a sus alumnos, y el Lazhar del título -un inmigrante argelino que es refugiado político - es el único que se atreve a reemplazarla.

La película -que transcurre en Montreal y está hablada en francés- no evita del todo esa narrativa, pero la manera discreta y sutil en la que lo hace nos permite ingresar en ella sin sentir que nos van a bombardear con sentimentalismos varios. Desde las primeras escenas -la forma en la que está filmado el suicidio y su repercusión, la llegada del correcto y algo fuera de lugar profesor- nos queda claro que Falardeau y su protagonista prefieren cuidar el trazo, acercarse al tema de manera respetuosa.

La escuela a la que entra Lazhar, pese a su discurso progresista y moderno, es de las que prefieren esconder los problemas debajo de la alfombra, haciéndose cargo formalmente de ellos (poniendo psicólogos y siguiendo los procedimientos), pero sin buscar de verdad solucionarlos. Lazhar, sin más objetivos que su propio interés por ver mejor a sus alumnos y por curar sus propias heridas, se entromete en el tema más de lo indicado, provocando conflictos de todo tipo. En especial con una niña y un niño que se sienten personalmente involucrados en lo que sucedió con la maestra.

Las subtramas que maneja el film son casi sacadas del manual de la película de “el profesor que cambia la vida de sus alumnos y él cambia gracias a ellos”, pero no molestan. Lazhar tiene un pasado denso en Argelia, donde murió toda su familia, pero el asunto nunca pasa del todo a los primeros planos. También empezará a sentirse atraído por una colega de la escuela, pero eso tampoco llevará a grandes explosiones emocionales ni descubrimientos. Son, en cierto modo, los elementos que permiten entender su vida y sus circunstancias. Y lo mismo pasa con los chicos, de quien suponemos muchas más cosas de las que vemos.

Es claro que esa corrección tal vez no nos permita entusiasmarnos demasiado con el film. En un punto uno puede pensar que la película procede de la misma manera que la escuela con el suicidio de la maestra (se hace cargo de hablar del tema, pero no va nunca a fondo, es epidérmica), pero a fin de cuentas uno queda con la impresión de que es una decisión correcta para este tipo de historia y de personajes, sinceros y confundidos, que no alcanzan a saber expresar del todo bien lo que les pasa.