Profesor Lazhar

Crítica de Carolina Taffoni - La Capital

La lección más difícil

Nominada al Oscar a mejor película extranjera el año pasado, “Profesor Lazhar” llega a la cartelera local con mucho retraso, aunque en este caso se puede decir que la espera realmente valió la pena. El filme canadiense aborda un tema denso que ya se revela desde las primeras secuencias: una maestra se suicida en el aula de una escuela primaria y sus alumnos quedan totalmente consternados. Ahí entra en escena Bachir Lazhar,un inmigrante argelino de 55 años que se ofrece para reemplazar a esta docente. Los métodos pocos convencionales de Lazhar resultan muy efectivos para sacar adelante al curso, pero pronto se dará cuenta que las heridas de los chicos no se cerraron, que la escuela sólo quiere deshacerse rápidamente de los problemas y que algunos padres sólo aportan prejuicios y más conflictos. Por su parte, el profesor recién llegado también viene huyendo de un pasado triste y violento. “Profesor Lazhar” es un drama intenso pero contenido, sin estridencias ni trazos gruesos, con las palabras y los gestos justos. Los temas que se manejan en la película son muchos y complejos: el suicidio, la culpa, el duelo, la discriminación, las ausencias. Sin embargo, el director Philippe Falardeau nunca sobrecarga ni manipula al espectador con mensajes sensibleros. Muy por el contrario, se mantiene firme en un tono sobrio que muestra los rincones más oscuros con total naturalidad, como pinceladas de la vida cotidiana que sigue su curso a pesar del dolor y de la muerte. Otro mérito casi escondido de la película es que, sobre el final, termina deschavando a un sistema educativo que se presenta como progre y democrático pero que, en el fondo, es esencialmente hipócrita e injusto.